Cristina López Schlichting
Clonación
¿Por qué es tan codiciado un embrión? Porque tiene muchas células madre multitarea superpotentes susceptibles de convertirse en tejidos interesantes para la ciencia. ¿Y por qué tiene estas células? Porque es el primer estadio de un ser humano. Está totalmente diseñado para desarrollarse en ser humano adulto, sus células son capaces de generar todos los tejidos del cuerpo. El embrión clonado añade, además, la ventaja de ser material genético a la carta, teóricamente compatible del todo con el donante. El embrión no es una célula hepática, ni un trozo minúsculo de pelo, ni una célula reproductiva como el óvulo o el espermatozoide. No. Es un organismo con una capacidad asombrosa de crecer y la carga genética que necesita una persona completamente diferente a todas las demás para vivir hasta la muerte. Por eso lo codician y persiguen. Actualmente ya se «hacen» y congelan varios embriones para cada reproducción in vitro. Y los que «sobran» se destruyen cuando los padres ya han conseguido los hijos que querían ¿Cuál es la razón de la indiferencia general? ¡Que son muy pequeñitos! ¡Por asombroso que sea, es el tamaño lo que decide! A la clonación hecha en Oregón se le pueden hacer muchas objeciones. Por ejemplo, que las donantes de óvulos han pasado por una penosa estimulación ovárica que tendrá graves consecuencias para su salud. O que para obtener las seis líneas celulares conseguidas se han destruido 120 embriones humanos. O que el gasto económico ha sido desproporcionado. O que «doblar» a otro ser humano es éticamente conflictivo. Pero nada de esto constituye la cuestión de fondo. Porque la primera, inevitable pregunta de un ser racional es: ¿Qué es el embrión que cada uno de nosotros fuimos? ¿Qué tratamiento merece? Nadie habla de esto. Los científicos americanos sólo han atendido a la utilidad. ¿Sirve? ¿Puede ser útil para la industria médica? Hágase. Esta forma de comportamiento fue desastrosa en la historia totalitaria de los años 30 en Europa. Yo me pregunto si esta estruendosa indiferencia a la razón nos hará mejores o peores.
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