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La Razón
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Cuando el diablo nada tiene que hacer mata moscas con el rabo. Para evitar el efecto látigo un diputado del PP defendía que se cortara el rabo a los perros. Gran aportación. En línea con lo que es el Congreso es esta segunda toma de Rajoy tras las funciones. Hoy, la Cámara Baja es un corral de comedia. Hay pocas cosas más pesadas que un grupo de teatro amateur de instituto o facultad tratando de llegar a los clásicos. Sus señorías, con carrera, tienen a bien trabajarse todos los géneros. Esta semana hemos disfrutado de un tríptico de reprobación con ministro, fiscal general del Estado y fiscal anticorrupción. Los entremeses de los miércoles en forma de control al Gobierno son ahora oportunidad para nuevos portavoces. Hay que salir con el monólogo en la tele. Antes era el telediario, ahora el periodismo lo ha invadido todo y «a escena» con cuatro polvos en la frente para los aperitivos de la España enganchada. Me resulta inevitable acordarme de aquel viaje a ninguna parte del gran Fernando Fernán Gómez. Cómicos a los que en la era del cine les brilla la impostura. «Bandoleros de hoy» se titulaba la película que trata de grabar Don Arturo Galván en ese salto de las tablas a las pantallas. Hoy, en el Congreso hasta los pasillos son platós. Mucho metraje, pero el reparto de minoría nos ha dejado un tísico catálogo legislativo. Los pactos por gestación nos ofrecen partos con camadas de ratones «coloraos». En este año que llevamos de corrido, nadie puede acusar a nadie de reformista. Lo que ha defendido un PP al albur de socios y matrimonios de conveniencia es no dar marcha atrás a la legislatura de las penitencias. Ha soltado las vaquillas amortizadas de Wert y, en lo económico, a resistir el 3% de crecimiento. Por eso lo que tenemos, a la espera hoy de estiba y la semana que viene de presupuestos, son 12 reales decretos leyes y la aprobación de un proyecto de ley sobre «precursores de explosivos». A cambio de tan tísica cosecha sus señorías están dispuestos a ofrecernos uno de esos espectáculos con cartel en la fachada. Podemos vuelve al Parlamento para una moción de censura. Ésa es una pieza de las «caras». En cuanto pasen las cosas de comer, primarias socialistas y presupuestos, llegará Pablo con la moción. Será el candidato alternativo, supongo. Tratará de hacerse un Felipe González con el que apuntillar al PSOE. El riesgo es quedarse en Hernández Mancha.