Julián Redondo

Con Mourinho no hay nada nuevo bajo el sol

¿Mourinho es un buen entrenador? Naturalmente. Ha ganado dos Ligas de Campeones con dos equipos diferentes y una Liga sideral con números intergalácticos al Barcelona de Guardiola. Doble bonus. Lo que choca es que con la mejor plantilla que ha entrenado, según nombre, palmarés y salario de cada jugador del Madrid, no haya conseguido aún situarla a la cabeza de Europa. Tropezó con esa piedra en el Chelsea y salió pitando de Londres. Le relevó el desconocido Avram Grant y disputó la final de la «Champions», que perdió con el Manchester United. El portugués no llegó allí tan lejos.

De siempre Mourinho ha sido un tipo peculiar. Entrenaba al Oporto, planeaba su despedida y frente a los rumores que le situaban en el Chelsea, aseveró: «No me interesa ese club, es un proyecto muy ambicioso, pero frágil, incierto, y nadie puede estar seguro de que tenga éxito». Firmó por el Chelsea y en su presentación se definió: «Por favor, no me llamen arrogante, pero soy campeón europeo y pienso que soy un tipo especial». Los medios británicos le apodaron «The Special One».

Con el Madrid tiene contrato hasta 2016. Cuando el destino del equipo se tuerce y la rumorología sobre su futuro se dispara, en España jamás ofrece una respuesta concreta, divaga. Con medios extranjeros es más concluyente: «Si me voy, el año que viene no estaré de vacaciones. Seguiré trabajando aquí o en otro lugar». No da puntada sin hilo. Lo único seguro es que si se va, el Madrid no desaparecerá: es perpetuo.