Iñaki Zaragüeta

Conviene una reflexión

Conviene una reflexión
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La decisión del PP de publicar sus cuentas 2008-2011 supone un paso adelante en lo debe ser el escenario público, más aún cuando en buena parte sus finanzas se nutren de los bolsillos de todos nosotros. La «operación verdad» (denominación acertada) debería haber imperado desde hace tiempo. Esperemos que pase a costumbre, con claridad y transparencia.

Sorprende, según mi amigo Rogelio, el resultado del balance con un beneficio acumulado en ese periodo de 28,4 millones de euros –4.700 millones de pesetas–, una cantidad que el Estado podía destinar a otros menesteres. A las pensiones, a las infraestructuras, al Fondo de Liquidez Autonómica... No se entiende muy bien que nuestro dinero vaya al capítulo de ganancias de los partidos. Las subvenciones en ese tiempo alcanzaron los 120 millones de euros. Una pasta.

Un aplauso por este avance aunque haya sido provocada por circunstancias mediáticas y de alarma social. La situación obligaba a abrir lo que en mis tiempos se llamaba el libro diario. Formaciones como el PSOE ya lo hacían, aunque sea difícil encontrarlos en la página web.

Dada la imagen que desprende el escenario español, sería deseable una reflexión sobre el origen real de la misma: las adjudicaciones, recalificaciones y otras decisiones administrativas. Ayer mismo, el catedrático de Derecho Público Manuel Villoria declaraba al diario valenciano «Levante»: «¿Qué pinta un alcalde, un político, en una mesa de contratación? ¿qué hace un político de gerente de una empresa pública?» Quizás convenga reflexionar sobre ello. Así es la vida.