Fútbol
De árboles y bosques
El fútbol no deja ver el deporte. Y lo hay más allá de esas calderas de pasiones que trasciende de Juegos Olímpicos y reseñables campeonatos del mundo. Este fin de semana, en el Mundial de ciclocross Sub-23 disputado en Bieles (Luxemburgo), Felipe Orts, alicantino de Villajoyosa, ha alcanzado la medalla de plata. Subcampeón, como Basualdo hace 47 años. La noticia es excelente, como el quinto europeo de Javier Fernández o la victoria de Jon Rahm en el Farmers Insurance del circuito americano. Es el primer triunfo de Jon en un torneo de la PGA y los expertos han calificado de asombroso el éxito del golfista vizcaíno. Nadie lo había ganado siendo tan joven; tiene 22 años. Hay cantera, pues. Jóvenes talentos que reivindican un lugar en el panorama deportivo mundial y que se postulan como relevos de los ídolos españoles, algunos al cabo del camino, otros, como Rafa Nadal, «reseteados» e imperiales, aún.
Alegrías inmensas que no son sino breves secuencias, cameos, en el largometraje del deporte, dedicado casi por completo al fútbol. Cada jornada promueve debates que agotarían a Maura, Sagasta y Cánovas del Castillo. Y no son nada brillantes; al contrario, resultan cansinos por repetitivos y es habitual que, salvo esporádicas apariciones de actores secundarios para protestar contra los árbitros, sean el Madrid y el Barça quienes ocupen el ancho de la calzada en ambas direcciones. El Madrid sortea la crisis con más goles que fútbol y el Barcelona, como el Sevilla y el Atlético, se atasca, sin que la tormenta perfecta que planea sobre Messi influya en sus resultados. La Abogacía del Estado va a por el crack, le acusa con palabras gruesas y alarga la sombra del penal. Con dos años o menos de condena ya hay ingresos en prisión. Para Leo piden 21 meses. Inquietante.
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