Toni Bolaño

De estúpidos y ridículos

De polémicas estúpidas está el mundo lleno. De ridículos clamorosos también. La política catalana está suficientemente complicada para que los ciudadanos asistamos estupefactos a trifulcas de críos. De esas de «quítate tú que me pongo yo». En apenas una semana, la higiene mental de los catalanes se ha visto alterada por dos broncas entre el gobierno central y el catalán a cuenta del protocolo. No se engañen, la bronca es política pero se disfraza de menosprecios y arrogancias. Cuando la tensión sustituye a la razón y el «toma y daca» a la sensatez, las pequeñas miserias afloran y su hedor lo envuelve todo.

El presidente de la Generalitat se ha empecinado en participar en la cumbre europea que se celebra en Barcelona. Se dice que ya lo hizo el presidente José Montilla en la Cumbre Euromediterránea, pero se esconde –con intención de manipular convenientemente– que en esa cita Barcelona era designada sede de la Unión para el Mediterráneo. Sin duda, no era un tema baladí. Artur Mas no quiere hacer un discurso de bienvenida. Quiere exhibirse como jefe de estado, cuando sólo es presidente de una región, en lenguaje comunitario. Quiere reivindicar su Estado propio ante la UE. La presentaría como una gran victoria con su aparato de propaganda habitual. Sería un nuevo hito –histórico, faltaría más- del proceso de secesión. Lógicamente, el gobierno de España no está por la labor. La UE tampoco. Es más, desde Europa están atónitos. Igual que aún está atónito, Fomento del Trabajo. Se negó a bailar el agua a Artur Mas y tuvo que aguantar un plantón. Plantón a los empresarios, no a la presidenta en funciones. A los empresarios catalanes, valga añadir.

La UE es un club de estados y no aceptan artimañas. Jordi Pujol lo tenía muy claro. No era el presidente de un estado y se buscó la vida para crear su propio foro europeo. De la mano de su hombre de confianza, Carles Gasóliva, se afanó en dar vida a la Asociación Cuatro Motores de Europa con Lombardía, Ródano-Alpes y Baden Wutemberg. La crisis no ha dejado títere con cabeza y la asociación que se reunió en 2012 pasó sin pena ni gloria. Mas quiere atajar por la calle de en medio y no le ha salido bien la jugada. O sí, según se mire. Su aparato de propaganda ha puesto altavoz a un nuevo agravio a Cataluña. Y luego dicen que los ciudadanos están hartos. Razones no faltan