Irene Villa

Deber social

Cada vez el consumo de alcohol atrae a personas de más corta edad. Ahora dicen que comienza a probarse a los trece años y que la edad sigue disminuyendo. También parece que la tutela de muchos padres hacia sus hijos adolescentes que abusan del alcohol está siendo poco efectiva, o así lo considera el Gobierno que ha decidido sancionar a los progenitores en el caso de que sus hijos sufran comas etílicos. Esta forma de que los padres se impliquen en lo que atañe a sus hijos menores de edad puede parecer excesiva, pero no es descabellado pensar que si esos jóvenes no aprenden a ser responsables, alguien tendrá que responder por ellos, y nadie mejor que quienes tienen el compromiso ciudadano de inculcar, no sólo los derechos, sino también los deberes, a sus descendientes. Las irresponsabilidades tienen mucho que ver con la falta de autoridad, de disciplina y de unos horarios que cumplir. Sin orden, no hay madurez y, mucho menos, la serenidad que nos hace sentirnos felices y satisfechos. Aunque algunos lo consideren una educación casi militar, la obediencia, los límites, el respeto, las normas son imprescindibles, principalmente a esas edades en las que comienza un gran interés por lo nuevo, lo prohibido e incluso lo ilegal. Por cierto que ya que 2013 es el Año Europeo de la Ciudadanía, no vendría mal que tuviéramos presentes los beneficios que reporta ser ciudadanos de pleno derecho de la Unión Europea, así como las ventajas en la salud, la educación, el trabajo... pero sin olvidar nunca que también tenemos unas obligaciones.