Iñaki Zaragüeta
Deseo que el lamento sólo llegue hasta hoy
Lo que faltaba. Que un magistrado me dé razones para que Miguel Ricart siguiera en la cárcel y no en libertad a la espera o con el temor de que pueda volver a reincidir, más después de conocer las palabras del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, en las que casi aseguraba que así sería. Recuerdo a un clásico, «el mayor número de males que sufre el hombre, proviene del hombre mismo».
Me consta que a los jueces de la Audiencia han analizado una y mil veces la sentencia del ínclito Tribunal de Estrasburgo –me niego a llamarle de Derechos Humanos, al menos en este caso- para obviarla o retrasarla, pero el razonamiento de su señoría, Juan Beneyto, refuerza la voluntad de quienes deseamos que el maltratador, violador y asesino de las tres niñas de Alcácer siguiera entre rejas y nos crea serias dudas sobre si ello no era posible.
En definitiva, esta vez los buenos pierden, los delincuentes ganan. Esta vez no se ha cumplido el axioma «cuando se puede evitar un mal, es una necedad aceptarlo». Deseo que el lamento sólo llegue hasta hoy. Así es la vida.
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