Julián García Candau

Discurso navideño

Quienes creen en la posibilidad de que Florentino Pérez pronuncie alguna frase en contra de José Mourinho yerran. Había quien aguardaba el almuerzo navideño con los medios informativos con el secreto deseo de que el presidente madridista se uniera a lo que comienza a ser corriente mayoritaria contra los métodos, actitudes y reacciones del entrenador. Florentino es lo suficientemente prudente para no dar tres cuartos al pregonero ante tanto individuo presto a divulgar la noticia. El suyo es discurso navideño.

En el Madrid hay grietas, pero el presidente tiene la obligación moral de taparlas, aunque sea con yeso y no con cemento, que sella mejor. Las disensiones entre entrenador y pesos pesados del vestuario son antiguas. Vienen de tiempos en que trató de crear enemistad entre sus jugadores y los barcelonistas, compañeros en la Selección. Sergio Ramos se solidarizó con Özil, a quien Mourinho lleva tiempo tocándole los costados, y exponiéndole a las iras del público, y Casillas, aunque ha tratado de echar agua al vino, no es precisamente un turiferario del míster. Mourinho hace lo posible para que no se hable de fútbol, fundamento de insatisfacción entre muchos madridistas que desearían ver a los suyos practicar juego más brillante. Esta ambición también es propia del presidente y, pese a ello, ha de dar públicamente imagen de unión. Está obligado a cantar lo contrario de lo que aparece en los medios. Es la carga del cargo.

Posdata. El Villarreal ha renunciado a las ayudas públicas porque en crisis hay necesidades más perentorias. ¿Cundirá el ejemplo?