César Vidal

Don Mariano, coja el dinero

Me consta que el actual Gobierno se ha lanzado a la nada fácil tarea de llevar a los ciudadanos a creer que estamos ya hollando el inicio del final de la crisis de la misma manera que el salmista cantaba que los pies de los peregrinos pisaban los umbrales de Jerusalén. Me consta que igualmente pretende el presente Ejecutivo que afrontemos el futuro con optimismo y a tal fin, por ejemplo, ha sustituido el verbo «subir» por «tocar» cuando se refiere a los impuestos. Me consta que el equipo de Mariano Rajoy ya ha comenzado a calificar de apocalípticos e incluso histéricos a los que no terminan de creerse o no ven por ningún lado los indicios de que todo vaya a ir mejor a corto o medio plazo. Igualmente me consta que con la tétrica oposición que tiene enfrente llena de jóvenes valores como Alfredo Pérez Rubalcaba o de gente sensata y comedida como Artur Mas, que tiene menos vergüenza que los asiduos a una playa nudista, este Gobierno puede decir casi lo que quiera, seguro de que no lo hará peor que los otros. Sin embargo, una cosa son las declaraciones oficiales de los políticos, estén o no en el poder, y otra muy diferente, las realidades cotidianas. Precisamente por eso, no puedo compartir la actitud del gobierno de Mariano Rajoy de no aceptar el resto del rescate para la banca española que sigue poniendo a su disposición la Unión Europea. De entrada, esa parte del rescate o la acepta el Gobierno ahora o, como en las bodas, tendrá que callar para siempre porque no se prorrogará durante el próximo año. Pero es que, por encima de todo, ese rescate es indispensable porque no toda la banca española se ha saneado durante este tiempo. Entre los bienes inmobiliarios que obran en su pasivo y las masivas compras de deuda que vienen realizando desde hace demasiado tiempo, no pocas entidades crediticias necesitan ese nuevo chorro de euros. Y no es por la banca sólo. Es que si las entidades crediticias no se sanean ya de una vez por todas no fluirá el crédito y las empresas seguirán quebrando y no dejará de aumentar el número de desempleados. No tengo duda alguna de que además del rescate, la banca –la nación entera– precisa de unos recortes en el gasto público que, de momento, brillan por su ausencia, pero una cosa no quita la otra. Se lo suplico. Don Mariano, coja el dinero.