Gaspar Rosety
Dos años más
No puede tildarse de noticia algo que siempre se supo y jamás estuvo en cuestión. Sin embargo, se ha celebrado en portadas la declaración expresa de Vicente del Bosque acerca de su continuidad al frente de la Selección. Me parece un acierto que se ofrezca y se invierta tiempo en cualquier proyecto que sea sólido y honesto. En este doble aspecto, la tarea del seleccionador ha dejado un sello modélico. Considero que ha sido el fútbol español, en un mensaje general de serenidad y cordura, el que ha aprobado el trabajo delbosquiano.
Recogió un testigo difícil, el reto más elevado de nuestra historia, y lo cumplió. España ganó su primera Copa del Mundo con su método, sin inventar la pólvora, sólo con la incorporación de sus conocimientos y experiencia al grupo, en silencio. Dice el prestigioso jurista Manuel Medina, socio fundador de Medina Cuadros Abogados, que la palabra es plata y el silencio oro.
España y Del Bosque han hecho un ejercicio de coherencia, de respeto a los proyectos y a la seriedad y le han dado al fútbol un toque, una pizca más, de ese sabor tan codiciado que se llama sentido común. El equipo se tendrá que renovar despacio, poco a poco, a medida que puedan hacerse los ajustes necesarios a la velocidad adecuada. Cada cambio a su tiempo. Cada relevo en su momento, que tampoco son tantos.
No hay urgencias en la Selección. No necesitamos ruido. Ya dice mi admirado Isidro Fainé, presidente de La Caixa, que el ruido no hace bien y el bien no hace ruido. Así conquistamos el mundo, y también Alemania, que ha usado a España como espejo donde mirarse. Buena señal.
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