Cataluña

El abanderado

La Razón
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El abanderado es aquel que va dos pasos por delante del pelotón, un hombre valiente, un referente, un líder que va marcando el camino a los demás. El loco de la bandera, en cambio, es ese al que se le ocurre ir doscientos metros por delante del resto y que suele ser objeto de crítica por excéntrico.

Hace unos días tuvieron mucho eco las palabras del Sr. Fernández, ex presidente de la última comisión gestora del PSOE, cuando recordó que la actual dirección socialista había dado un cambio de 180 grados en su posición política, virando desde la negación a cualquier entendimiento con el gobierno, recuerden el “No es No y punto”, hasta llegar a pactar con Mariano Rajoy la intervención en Cataluña con la aplicación del art. 155 y a abrirse ahora a suscribir un acuerdo sobre financiación autonómica y política del agua.

Cuando alguien rectifica no debe ser objeto de crítica, muy al contrario, es esperanzador un cambio que aporta experiencia para no errar en futuras ocasiones. No obstante, hay que intentar que lo que aprendemos no provenga solamente de los errores cometidos, sino que, en la medida de lo posible, sepamos anticiparnos.

No es lo único que debe replantearse el PSOE, que tenía por delante una dura tarea de reconstrucción de relaciones políticas y personales que las elecciones primarias dejaron muy dañadas. Activos electorales, como los presidentes autonómicos y numerosos alcaldes que gobiernan de Norte a Sur y de Este a Oeste, son imprescindibles para que el Partido Socialista logre despegar electoralmente.

Hay preocupación después de las elecciones catalanas, el espejismo se ha evaporado y ha devuelto a todos a la realidad. En ese aterrizaje sin paños calientes se ha puesto de manifiesto esto de que el PSOE no es capaz de sacar distancia, a pesar de las caídas del Partido Popular y de Podemos.

Lo inmediato es buscar la explicación en el ascenso del partido de moda, Ciudadanos. Es probable que parte de su subida sea consecuencia de sus resultados en las elecciones catalanas de diciembre.

Ciudadanos también experimentó un fuerte ascenso en las encuestas tras el 27S del año 2015. Entonces, algunas estimaciones lo situaron como segunda fuerza política, dejando atrás tanto a Podemos como al PSOE.

Es posible que sea un partido de moda, circunstancia que viene abonada por algunos escándalos del PP, pero, también, puede ser que venga a sustituir las fichas del tablero definitivamente.

La dirección socialista no debe entrar en pánico, pero tampoco debería hacerse trampas al solitario. De hecho, un análisis causal correcto indica que la causa de que el Sr. Rivera ande midiendo los sofás de la Moncloa no es solamente responsabilidad del PP, algo aporta también el PSOE.

En algunos territorios la intención de voto socialista sigue en ascenso, a pesar de que llevan gobernando varias décadas, sin que el partido naranja haya superado al PSOE.

La perspectiva de derrota electoral suele provocar inseguridad, debilidad en los líderes y miedo. Esta actitud se basa en el error de interpretar que aquellos que ganan ponen más en evidencia a los que no obtienen tal éxito y son, por tanto, potenciales enemigos.

Hay quien habla de recelos, de purgas y de rencores. Sin embargo, las cosas suelen ser más humanas y más sencillas. El miedo suele ser la causa principal de la mayoría de errores que se cometen.

Después se podrá rectificar, pero el daño se ha producido. Ahora bien, ya lo saben, no llevar la razón a tiempo es como no llevarla, algo así como ir con la bandera 10 pasos por delante.