José María Marco
El centro del sistema
En el debate del estado de la nación, Mariano Rajoy trajo a cuento –muy bien, por cierto– una cita de Antonio Maura. Fue cuando le comentó a Rubalcaba que la memoria es la primera prófuga de la política. Por seguir con las referencias históricas, podemos recordar a Manuel Azaña, que admiraba a Maura e intentó imitarle cuando llegó al poder (lo hizo tan bien que acabaron vetándolo, como al primero) y ponía pegas a la política de Maura diciendo que era «muy liberal... con tal de que nadie toque a las cosas que estima intangibles, la Corona, la Religión, la Constitución y no sé cuál otra...». Cuando lo echaron del poder por elevación, Azaña no dejó escrito cuáles cosas encontraba entonces intangibles.
El debate sobre el estado de la nación repitió este guión en el que la política y la vida española se atascan de vez en cuando: es la incapacidad de la izquierda para asumir de una vez que la conservación del sistema, del régimen democrático y de la Monarquía parlamentaria es la clave misma y una de las razones de ser de su propia existencia. Como recordó Mariano Rajoy en sus intervenciones, dentro de la Constitución cabe todo: las reformas del PP y las no reformas del PSOE. Lo que no cabe, en cambio, es salirse del sistema e intentar ganar la partida mediante una propuesta de cambio radical del marco constitucional y nacional. El radicalismo, por cierto, no encubre la inconsistencia de fondo. Por volver a la historia, conviene recordar que Felipe González nunca puso en cuestión la arquitectura del Estado. Al revés, se esforzó por que el PSOE se identificara con ella de tal forma que fuera el centro-derecha el que quedara fuera del sistema. Así logró impedir la llegada al poder del centro-derecha durante catorce años sin jugar, por lo menos en apariencia, con las instituciones. Rodríguez Zapatero dinamitó esta posición privilegiada y Rubalcaba ha decidido continuar la misma línea, tan basta, de su predecesor. En cierto sentido, Rajoy y los suyos tienen la suerte de disfrutar de una oposición poco eficaz. No la tienen, en cambio, si se piensa que están condenados a proseguir en solitario la vía de las reformas, que requiere diálogo, acuerdos y fiscalización en serio. Pensar que en estas condiciones se ha conseguido –por ejemplo– reducir el déficit a menos del 7% del PIB en un año demuestra el buen trabajo de este Gobierno. Aunque sea en solitario, el centro-derecha español está logrando dejar atrás el pasado...
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