Gobierno de España

El chivo

La Razón
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El pensamiento débil se derrama esplendoroso y de lo que se trata ahora es de que Mariano Rajoy se suicide políticamente para aliviar el desasosiego de otros jóvenes líderes bastante paletos e incapaces de administrar sus propias ambiciones. Rivera, ese hombre que lleva un pacto bajo el brazo ofertándoselo a cualquiera que tropiece, evidenciando su condición de gafe, cenizo, mufa, dado que siempre sacrifica a los pactados, lleva tiempo ronroneando la brillante idea de que Rajoy dé un paso al costado. Desde el PSOE, más de lo mismo, con el estrambote de que lo sugiera Felipe González, hombre al que se atribuía sentido común y que ha descubierto el retruécano de que el PP es el más votado y Rajoy el más vetado. Chascarrillo de jardín de infantes. Hace años estuvo de moda un juego de naipes en el que ganaba el que perdía y había que hacer malabares con las cartas para jugar contra uno mismo. Estamos en ese garito y el circo político deriva en casino de pueblo. Sonny Liston al ver a Cassius Clay en el pesaje pudo haber pedido que le pusieran otro pero hasta el boxeo mantiene las reglas de Queensberry mientras la nueva política se inspira en la Charanga del tío Honorio y la Banda del Empastre. En democracia apartar al que ha ganado las elecciones es pucherazo y Sánchez y Rivera nos lo quieren dar bobaliconamente porque saben que el PP no está por que otros le nombren candidato o secretario general. Es bíblico el ritual judío de los carneros: el sacrificial y el expiatorio que carga sobre un arnés una simbología de los pecados cometidos por los oficiantes y se le arrea hacia el desierto quedando los hipócritas libres de culpa. Rajoy es el chivo de la política nacional sobre el que se cargan hasta los recortes, sin mentar la crisis que nunca existió para la frivolidad de Zapatero, la huida de Pedro Solbes o las Cuentas del Gran Capitan presentadas por Elenita Salgado al Gobierno entrante del PP, contabilidad nacional más repintada que la puerta de un prostíbulo. Claro que hubo herencia recibida, y la política de recortes hubo de iniciarla ZP. Antes el texto era el contexto y hoy prevalece el discurso de la descontextualización en el que Sánchez es virtuoso. Y hay que sumar la mala leche que se encrespa en la bajante de la Carrera de San Jerónimo.