El círculo vicioso

«¡Tomad un círculo, acariciadlo, llegará a ser vicioso!». Esto dice Ionesco. Es lo que está pasando con los círculos de Podemos y en los círculos socialistas. Han acariciado el poder y se han convertido en círculos viciosos. Pregúntenselo a Monedero y a Errejón. Para llegar al placentero vicio del poder vale todo. En el mes que falta para que se cumpla el plazo, las exigencias mutuas irán cayendo como la ropa sucia camino de la lavandería. Y entre Pedro y Pablo florecerán las caricias y se harán todas las concesiones imaginables. Ya han empezado. ¿No había decidido el Comité Federal del PSOE que con Iglesias, ni agua, ni un café, ni sentarse a hablar mientras mantuviera el referéndum catalán y el derecho a decidir? Pues ya ven. ¿No había dicho el de Podemos que, sin su Vicepresidencia no había trato? Pues ahí lo tienen. Para encandilar al todavía líder socialista, le adelantó ya otras cuatro «cesiones», además de permitirle a Ciudadanos sentarse en una silla como convidado de piedra. Lo que haga falta para alcanzar el «Gobierno a la valenciana». Para estos dos aficionados al baloncesto, a la política y al teatro, ¿son cuadradas –siguiendo con Ionesco– las raíces de las palabras?

Lo que hicieron el miércoles fue «un golpe de teatro». Eso es lo que me dijo exactamente el portavoz de Ciudadanos cuando salíamos del homenaje multitudinario a Adolfo Suárez, en el segundo aniversario de su muerte, en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Los encargados de defender la Constitución del 78 y el papel del primer presidente constitucional fueron Alfonso Guerra y Rafael Calvo Ortega. En el salón abarrotado estaba la España moderna y constitucional. Ex ministros de UCD y del PSOE se mezclaban en las sillas. Uno veía allí el cañamazo de un verdadero Gobierno de progreso y libertad. Contrastaba con la representación teatral que llegaba de fuera con ruido de cámaras y micrófonos. Y uno sacaba la conclusión de que hay que salir ya de este maldito círculo vicioso.