Elecciones catalanas
El debate
El debate de estas elecciones catalanas es, sería, el que enfrentara a Puigdemont y Junqueras. El resto son del todo previsibles pero ese es necesario. Desde el independentismo irredento nos tienen que señalar las diferencias. Puigdemont teme a Junqueras y Junqueras está asustado ante la pérdida de ese cetro hegemónico en el seno «indepe» que le daban las encuestas. El ex presidente ha demostrado ser un acomplejado siempre pendiente del «qué dirán». Ese aldeanismo patético fue el le llevó a soltar el volante aquel jueves sin elecciones. Unos gritos a las puertas del partido fueron suficientes para frenar. Esas convicciones licuadas son las que marcan su acción naif. Nunca tuvo un plan, se lo fueron escribiendo otros, incluido el gobierno de España. Así que se fue de Erasmus a Bruselas antes de que el Supremo le examine por rebelión y otras asignaturas no convalidadas. Ahora consigue titulares en un descenso progresivo a la irrelevancia. Está solo en manos de un par de estrategas bunkerizados que son carne de chiste para Assange. El ex ha dejado de ocupar las portadas mientras Junqueras se prepara para dejar el talego. Desde que señaló a Rovira como heredera la muchacha no ha dejado de meter la pata. Se esfuma el éxito y por eso el monje guerrero tiene que salir a pista. Hay que hacer un torniquete a la hemorragia. Así que alterando el pasaje bíblico ha acatado tres veces el artículo 155 en un acto de contrición ayuno de dolor de los pecados. Suficiente para construir un «martirologio» laico con el que salir en la tele y montar su Belén, podrá contar con la Iglesia catalana y ese corazón «carlistón» donde florece el independentismo. Se van a esquivar. Los «ex» no tienen ninguna gana de debatir, no lo hicieron cuando eran enemigos de gobierno. Si los números dan volverán a juntarse. Ya no será por el sí pero «vuelta la burra al trigo». Enfrente el constitucionalismo despliega todo el «cainismo» que tiene tratar de pescar en los mismos caladeros y que se note. Ciudadanos y el PP cargan contra los planes tripartitos del PSC. Iceta se proclama el mejor candidato y en los trabajos de los estrategas se ve junto a Domenech y con Arrimadas y Albiol «obligados» a apoyar su candidatura. Entramos en la leña y pronto, tras el 21D, tendremos que empezar a olvidar lo escuchado.
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