Enrique López
El fútbol español
En la vida y obra de Ortega y Gasset la fiesta de los toros ha estado muy presente, y buena prueba de ello son los muchos textos que nos ha dejado, y los muchos estudios que al respecto se han elaborado, amén del «Cossío». Ortega no se consideraba un aficionado a los toros, pero como él dijo, «son las corridas de toros, espectáculo que no tiene similitud con ningún otro, que ha resonado en todo el mundo y que, dentro de las dimensiones de la historia española en los dos últimos siglos significa una realidad de primer orden»; algunos creen que llegó a decir que en una plaza de toros se reflejaba gran parte de la realidad española; si viviera hoy en día, diría lo mismo del fútbol moderno. El fútbol en España sí que atisba una cierta descripción del panorama español y de todas las circunstancias que actualmente se viven; en palabras del filósofo sería algo así como que España es España y sus circunstancias. El fútbol español y en concreto el de sus clubes se hace grande en Europa, y a veces se empequeñece en España, mártir de las luchas intestinas que superan las normales rivalidades deportivas; que tengamos tres equipos españoles en la final de las dos competiciones más importantes a nivel continental es algo para celebrar, y celebrar de forma conjunta, como país y como nación. Al finalizar el partido entre el Real Madrid y el Manchester City, a los cinco minutos, medios deportivos de Barcelona colocaban en sus portadas digitales como lo más destacado un penalti que nade vio, y que por lo visto cometió Sergio Ramos en el ultimo minuto al saltar junto con Keylor Navas. Como segunda noticia, que Lucas Vázquez mereció la tarjeta roja por la dura entrada a Sterling, (recordemos que vio tarjeta amarilla). Junto a esto y ante la final, algunos, que no el honorable Atlético de Madrid, ya empiezan a dibujar una historia impregnada de épica similar a la de David contra Goliat, olvidando que el Atlético es el tercer club de España por ingresos y el décimo quinto en Europa; ni Goliat ni David, tan sólo dos de los mejores equipos de Europa se enfrentan en una final de Champions, y los dos son españoles, al igual que hace dos años, o al igual que la final entre el Madrid y el Valencia. ¡Cuánto se parece todo esto a la realidad del panorama nacional!; en España no hay más envidia que en Francia, Alemania o Inglaterra, lo que ocurre es que los españoles no sabemos disimularlo, y además el cainismo está a flor de piel. Pase lo que pase, la máxima competición europea de clubes la va ganar un equipo español, y existen serias posibilidades de que la segunda en importancia la gane el Sevilla, y esto debería hacer patria en el sentido más estricto de la palabra, y no al revés, sembrándose divisiones estúpidas e infantiles con consecuencias fatales. Decía Isaac Newton que la unidad en la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo, y de ello deberíamos aprender los españoles.
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