Martín Prieto

El griego bipolar

La Razón
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El raid de la Luftwaffe sobre Londres causó daños estructurales en la Cámara de los Comunes y, acabada la guerra, se proyectó suprimir el rectángulo en el que se sientan enfrentados Gobierno y oposición sustituyéndolo por el clásico hemiciclo. Impidió la reforma la vehemencia de Winston Churchill, que recordó su bochorno cuando paso de los liberales a los conservadores cruzando el ominoso pasillo donde el de borracho fue el más caritativo de los epítetos. «Hay que cavilar cambiar de bancada –decía– y el hemiciclo disimula el gesto». Tsipras no ha mudado su sillón de primer ministro pero ha dado un giro copernicano mayor que el del viejo león británico. Los griegos tienen a este ingeniero, ateo, ex comunista, pasado al populismo de patio de facultad, por un hombre cargado de buena voluntad, personalmente honrado, de amables maneras, pero dotado de la bipolaridad del voluntarista a todo trance que acomoda la realidad a sus necesidades. Su antecedente literario (y el de Syriza y sus parientes próximos) estaría en el famoso cuento centroeuropeo sobre las aventuras del barón de Munchausen, quien habiendo caído en un profundo pozo se extrajo del mismo tirando hacia arriba de sus propios cabellos. Tal como el estrepitoso fallo de su intento de reflotar Grecia. Usando como ariete a Varufakis, playboy, estudiante eterno, colaborador económico de la derecha en el poder, aficionado a contar sus monedas delante de los pobres, dio por anulada a la troika, creyó en una UE como Arcadia feliz, no entendió que Grecia es un Estado fracasado desde la guerra civil de 1945-46, se olvidó del tsunami de dólares del Plan Marshall dilapidados en Atenas por su clase dirigente, exigió más quitas sobre las ingentes concedidas y por conceder (todo el mundo sabe y acepta que Grecia nunca pagará el principal de su deuda), amenazó con El Pireo como base rusa, con fantasmagóricas inversiones chinas, con el contagio de sus políticas a Europa del sur, mientras maquillaba recortes homeopáticos, decía en Bruselas lo contrario que en su Parlamento y mantenía un injustificado gasto militar superior al español. No se había dado otro error de apreciación desde la carga de la Brigada Ligera en Balaclava contra un tren de batir ruso. Acompaña a Tsipras la extrema derecha más influyente de Europa, sin contar el reinado de Amanecer Dorado en Lesbos, icono de la poesía lésbica, y en Kos, cuna de la medicina hipocrática, islas hoy feudo nazi. Bipolar: de la euforia a la depresión.