Ely del Valle

El Gros de Mas

Cataluña tendrá su propio sorteo de Navidad, sin niños de San Ildefonso y con un lema calcadito al de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. El dinero recaudado, una vez descontada la cuantía de los premios, será destinado a financiar proyectos sociales dentro de esa comunidad.

Hasta ahí el anuncio oficial que plantea al menos dos dudas importantes. La primera es saber qué entiende el Gobierno de Artur Mas por fines sociales, porque durante 2012, su Gobierno gastó 61.000 euros en ayudar a la Asociación en Defensa del Etiquetado en catalán; 100.000 en el proyecto «Educación bilingüe intercultural en Guatemala»; otros 25.000 en el «I Seminario Libia – España/Cataluña» que organiza la fundación Olof Palme y otros 175.000 euros en el proyecto «ONGC, el órgano de expresión y reflexión de la cooperación al desarrollo en Cataluña www.ongd.cat», por no hablar de sus famosas embajadas que se tragaron 38,2 millones de euros y que, a falta de una definición ad hoc, es muy probable que también entren en esta partida, en la que, por supuesto, no se contempla la devolución de los 10.000 millones de euros que esta comunidad ha pedido al Fondo de Liquidez Autonómica.

La segunda duda es si esta nueva lotería podrá ser adquirida por jugadores que residan fuera de Cataluña, y en ese caso, si se incluirá en los boletos una cláusula que obligue al afortunado ganador a gastarse los cuartos in situ. Todo es posible en el universo Mas.

De poco sirve recordar que las otras siete loterías de la Generalitat han venido perdiendo ingresos desde su creación. D. Artur ha tenido otra ocurrencia para sacarle otro pellizquito a sus paisanos, y ahora ya sólo queda esperar que Dios reparta suerte, aunque con tanto sorteo sospecho que le van a faltar manos.