Enrique López

El informe Chilcot

La Razón
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El informe Chilcot oficialmente, Iraq Inquiry, es una comisión de investigación independiente sobre la participación del Reino Unido en la guerra en Irak en 2003. Este informe ha concluido que Saddam Hussein no suponía una amenaza urgente a los intereses británicos, que la inteligencia respecto a las armas de destrucción masiva fue presentada con demasiada certidumbre, que no se habían agotado las alternativas pacíficas a la guerra, que el Reino Unido y Estados Unidos habían socavado la autoridad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y que una guerra en marzo de 2003 fue innecesaria. Si leemos este informe a sensu contrario, podemos convenir que si se dan las circunstancias adecuadas pueden darse guerras necesarias e incluso justas. No seré yo quien me atreva a valorar estas conclusiones ni sus consecuencias. Pero sí que quiero hacer una reflexión, y versa sobre las rápidas y torpes lecturas que se hacen ya en Gran Bretaña sobre que esta guerra ha sido la causa de la explosión de violencia yihadista que hemos sufrido con posterioridad. Me parece que además de una gran ignorancia respecto a la lacra terrorista del yihadismo, este tipo de manifestaciones son de una profunda injusticia histórica. Se debe advertir que el terrorismo yihadista no se limita a la actividad del Estado Islámico en territorio de Irak o Siria; Nigeria sufre al movimiento Boko Haram, Al Qaeda sigue existiendo, y también los grupos sirios de Al Nusra, Hizbolá y Hamás, amén de los movimientos terroristas que existen en países asiáticos con fuerte presencia del islam. En el mundo islámico se está viviendo una verdadera guerra de religión con un gran enfrentamiento entre sunitas y chiitas, contexto real de los problemas existentes entre Arabia Saudí e Irán. Este enfrentamiento religioso es muy similar, salvando distancias, al que determinó las mayores guerras europeas durante el siglo XVI, las cuales tenían como principal origen los enfrentamientos entre católicos y protestantes, amén de pretensiones de dominación territorial, y que sólo se superó con la tolerancia, y sobre el embrión de lo que posteriormente sería el derecho fundamental a la libertad religiosa. Buscar en el denominando mundo occidental las principales causas del terrorismo yihadista es un grave error. El origen de este terrorismo está donde nace y se genera, al margen de las dolorosas consecuencias de sus actos terroristas en suelo europeo o americano. Conviene reconocer errores, y es un ejercicio muy saludable cuando se hace de forma generalizada, pero no podemos caer en una suerte de redencionismo. El terrorismo es un fenómeno complejo cuyo análisis requiere de una tranquilidad emocional que se ve tanto perturbada cuando tiene lugar un atentado, como cuando se hacen este tipo de aseveraciones un tanto irresponsables. El simple hecho de que exista el informe Chilcot es una buena prueba de la superioridad moral de la Democracia que no requiere de apoyos religiosos para alzar su legitimidad en el mundo, y más ante regímenes donde no existe un mínimo respeto a los derechos fundamentales, ni se asume un ejercicio democrático del poder. No podemos permitir que los terroristas obtengan victorias con sus atentados, sufriremos sus consecuencias, pero nos harán mas fuertes.