Fernando Rayón
El momento de Rajoy
Sí, Mariano Rajoy tenía derecho a presentarse de nuevo a las elecciones. Y eso a pesar de los resultados de las elecciones europeas y de las elecciones autonómicas y municipales. También a pesar del desgaste de estos cuatro años. Era lógico que intentara aglutinar a los partidos que no quieren deshacer todo los hecho en este tiempo y eso es lo que ha planteado en su campaña electoral. La cuestión es que, a la vista del reparto de escaños, y gracias al éxito de los partidos emergentes, la ingobernabilidad de España podría hacer posible un gobierno de izquierdas si todos los partidos de ese espectro: PSOE, Podemos, ERC, IU y Bildu se unen.
Para el diván del psiquiatra queda la decisión del nacionalismo burgués –PNV y la antigua Convergéncia- que, con sus 14 escaños más el de Coalición Canaria, podrían incluso apoyar la mayoría absoluta de un gobierno PP-Ciudadanos. Naturalmente, para hacer frente a esta melé que se nos viene encima Rajoy no resulta un obstáculo sino una garantía.
Una garantía de que España quiere seguir económicamente en Europa –ahí los nacionalistas moderados ayudan-, una garantía de la unidad de España –hay ya no- y una tercera: que la reforma constitucional se haga sin barrer la Transición y el sentido común. Para eso Rajoy aporta ser el partido más votado, con un resultado que se acerca a ese 30% que muchos consideraban un éxito. Y aporta la experiencia de la que carecen los partidos emergentes o las hipotecas que estos pueden exigir. Está claro que se abre un panorama incierto. Una gobernabilidad extraña a nuestra democracia, muy similar a la que vive Cataluña. Pero quizá deberíamos irnos acostumbrando a esta aritmética. Solo un gallego puede manejar este desbarajuste. Por eso es el momento de Rajoy.
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