Pilar Ferrer
El nuevo Felipe del PSOE
Joven, formado y moderado. Es el perfil que dibujan destacados círculos socialistas, dirigentes, militantes y sectores próximos al PSOE, para recuperar el liderazgo perdido. «El partido tiene cuadros y yo mi candidato», afirmó Felipe González en un reciente coloquio en Sevilla, sin desvelar nombre alguno. «Si lo digo, no saldrá», apostilló el ex presidente del Gobierno con la sabiduría de no quemar las brasas antes de tiempo. Ello, unido al nombramiento del catalán Manuel Valls como Primer Ministro de Francia, ha revolucionado todos los corrillos políticos. ¿Quién puede ser en España el «alter ego» del líder francés? ¿Quién podría lograr de nuevo el poder? En las federaciones del partido, en el Congreso, y en el cuartel general de Ferraz emerge un nombre con fuerza: el diputado Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Pero, ¿quién es este joven aún desconocido para la mayoría, aunque ya bien conectado en la sombra? «Alguien que se las sabe todas en Economía y se está pateando el partido», aseguran parlamentarios socialistas, intelectuales y economistas que empiezan a conocerle. Un madrileño que estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu y en la Universidad Complutense, apasionado de la Generación del 98 y la Institución Libre de Enseñanza, profesor de Estructura e Historia del Pensamiento Económico. Admirador desde niño de la Revolución francesa y la Ilustración, realizó varios doctorados en Economía y Política Monetaria Europea en la Universidad de Bruselas, lo que le hace hablar un exquisito francés. Un perfecto «clon» de Manuel Valls, dicen quienes le apoyan ante las próximas primarias del partido en el mes de noviembre.
Pedro Sánchez ha compaginado su vida política con el ámbito universitario y con varios cargos en la Unión Europea. Fue asesor del Parlamento Europeo y jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia. Ya en España, concejal del Ayuntamiento de Madrid, donde se decantó por Trinidad Jiménez en su pugna con Tomás Gómez. Ello le acercó a Alfredo Pérez Rubalcaba y la dirección de Ferraz, siempre reticentes con el díscolo secretario general del PSM, aunque no se ha definido por ningún «clan» en concreto. Ni «vieja guardia», ni «zapaterista». Un político valiente, honrado y de nuevo cuño, según opinan algunos socialistas ya retirados como Pedro Solbes o Cristina Narbona, a quienes sustituyó como diputado en el Congreso.
«Esperanza blanca»
Su juventud, acaba de cumplir 42 años; su manejo de la Economía, en la que es todo un experto; su experiencia europea y buen manejo de los idiomas –habla con fluidez inglés, francés y alemán– le convierten en una «esperanza blanca» del socialismo futuro. En sus intervenciones en el Congreso de los Diputados ha demostrado oratoria y telegenia, participando en algunas tertulias. Pero ahora las ha dejado.
Es la suya una estrategia más discreta, similar a la que hizo José Luis Rodríguez Zapatero antes de alcanzar la Secretaría General. Está recorriendo todas las Federaciones del partido, hablando con mucha gente y no quiere dar el salto hasta después de las elecciones europeas. Lo que sí tiene claro es que se presentará a las primarias, donde muchos le ven como el auténtico «tapado» de Rubalcaba.
Por su despacho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Empresariales de la Universidad Camilo José Cela desfilan ahora muchas personas de la llamada «sociedad civil». Sobre la mesa y estanterías hay un montón de libros, voluminosos tratados de Economía –su gran pasión– junto a retratos de su mujer y sus dos hijas.
Al igual que Manuel Valls, se define socialdemócrata y con un credo de conducta: España necesita políticos valientes, austeros y esforzados. Es un látigo contra la corrupción, representa una línea moderada del socialismo, en contra de las ideas radicales de izquierda, al igual que el «premier» francés. Curiosamente, es también un melómano empedernido, como Manuel Valls y su mujer, Anne Gravoin, una de las más destacadas violinistas del país galo, nacida en una familia de músicos en La Bastilla.
La figura de Pedro Sánchez se perfila como una sólida alternativa en el PSOE, según algunos dirigentes que formaron el grupo «Nueva Vía» y que ahora lo reconocen: «Nos equivocamos con Zapatero». Quieren apoyar al joven diputado madrileño paso a paso, «sin alharacas». Todas las fuentes consultadas destacan, además, su buena relación con Rubalcaba. Es el único candidato que no pertenece a la dirección federal y que «no va de enemigo» del secretario general. Al resto de aspirantes se les achacan defectos. Por generación, podrían ser un «Valls» a la española Tomás Gómez, Eduardo Madina, Patxi López e, incluso, Pere Navarro. A Gómez se le considera muy escorado a la izquierda y hombre de difícil consenso. Madina, «no pasa de la EGB, sin ningún carisma», según dijo Joaquín Almunia. Patxi, bien colocado en su día, fue un «tapado» de Alfredo pero ahora no cuenta con respaldo en Ferraz. En cuanto a Pere Navarro, un político honesto que ha hecho filigranas en el PSC, su fuerza es nula en el resto de España. «Catalán como Valls, está muy lejos de llegar a La Moncloa», ironizan en el partido.
Al alcalde de Toledo, Emiliano García Page, alias «El bonín», por sus largos años en la Castilla-La Mancha junto a José Bono, no le ven. Y tal vez, el único nombre que podría asemejarse a Valls es Joan Mesquida. Un mallorquín culto que fue Director General de la Guardia Civil y Secretario General de Turismo. Muy bien conectado con el Partido Socialista Francés, es de los pocos políticos españoles que poseen la Medalla de la Legión de Honor, una de las más altas condecoraciones del país galo, que le impuso el propio presidente de la República, Nicolas Sarkozy.
A los 13 años, Pedro Sánchez, como Valls, ya se había leído media biblioteca. La hermana del primer ministro francés, Giovanna, ha contado que Manuel era muy estudioso y combativo. Lo mismo que Pedro, según sus compañeros del Instituto Maeztu. En la iglesia de San Joan de Horta aún se conserva la partida de bautismo de Valls, recuerdan cómo le gustaba la pintura de su padre y hablaba idiomas con su madre, suiza de nacimiento.
El profesor Sánchez también es políglota, le gusta el arte y dibuja en un pequeño bloc junto a su ordenador, plagado de cifras y fórmulas económicas. Dicen de él que encarna una socialdemocracia moderna. Muchos «barones» del PSOE opinan que la figura de Manuel Valls es similar a la que en su día representaban Felipe González o Javier Solana. La generación ya es otra. Y no tienen duda: este joven profesor puede ser «el nuevo Felipe». Hasta noviembre, aún queda mucho. Y Rubalcaba para rato.
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