Martín Prieto
El pacto de los montes
En España, el centro-derecha y el centro-izquierda gobernantes sólo han pactado con el arcoiris nacionalista cuando han visto en peligro su capacidad de legislar: Felipe González en sus tramos agónicos y José María Aznar con su primera mayoría minoritaria. No hace año y medio sino sólo meses que la izquierda parlamentaria jugaba a un inevitable rescate que hubiera sido catastrófico, cantaba como el bingo la prima de riesgo a 600 puntos y sugería la necesidad de elecciones anticipadas. Hoy, salidos del túnel del terror macroeconómico, proponen un Pacto de Estado para acudir a Bruselas casi en régimen de movimiento nacional. Aunque esta reedición del parto de los montes la firmara hasta Bildu, en la sede comunitaria no sabrían quiénes son o los confundirían con un periódico alemán, porque la fuerza en Europa la tiene la mayoría absoluta del Partido Popular y los gobiernos de salvación nacional, como en Grecia, suenan a naufragio. El único beneficiario de un Pacto de Estado sería el PSOE en un ejercicio de ilusionismo para tocar poder y aglutinar su Reino de Taifas. Con el agravio de que Pérez Rubalcaba quiere un tablón al que agarrarse mientras sigue voceando la España federal ( como si no tuviéramos bastante con el federalismo autonómico) y confunde el derecho a decidir de los pueblos con la descolonización del siglo pasado, el libre albedrío y hasta el libre examen, propios de la Ilustración. El apoyo de Cayo Lara, ideólogo de enseñar el culo a la UE, y Gaspar Llamazares (otra vez divorciados) e Izquierda Unida, plural y comunismo variopinto, supone ahorcarse para escapar del incendio. El Gobierno sabe equivocarse solo y no necesita otras ayudas que las que generosamente se le ofrezcan sin contrapartidas. Si quienes necesitan hacerse la fotografía firman algo en La Moncloa que sea el plante del PSOE y los comunistas ante CiU (más los primeros) y los kamikazes de ERC, porque peligrosamente el PP se está quedando solo como partido nacional. Un pacto ahora pariría un ratón con grandes estruendos mediáticos.
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