Alfredo Menéndez
El paro y la playa
1.712 parados más en Madrid. Salen a 57 parados nuevos cada día durante el pasado mes de marzo. Dicho así puede que no parezcan muchos; casi caben todos sentados en un bus. El goteo mensual, cada segundo día laborable de mes, viene ya de tan lejos que al final va a conseguir que apenas nos genere esa tristeza melancólica de ver que cuando nos lo proponemos somos capaces de seguir destruyendo empleo como unos campeones. En España ha bajado el paro y en Madrid ha subido. «Es por la estacionalidad de la Semana Santa» dicen unos o «no tiene nada que ver con que en Madrid no haya playa» dicen otros. Los dos aciertan y los dos se equivocan. En Madrid no hay playa y por eso ha crecido el paro ¿entonces cómo se explica que en las comunidades de Castilla y León o Castilla La Mancha el desempleo haya bajado? En otras comunidades hay más contratos temporales relacionados con el turismo, más camareros, más hoteles y por eso les ha ido mejor. ¿Me pueden explicar entonces cómo en Andalucía o en las Islas Canarias, donde sí que se pueden bañar en el mar, ha crecido el desempleo?
El análisis del paro no es cosa sencilla ni consuelo político de un solo mensaje simplista y reduccionista, pero al menos sí que cabría exigir a nuestros dirigentes – a los que mandan y a los que aspiran a hacerlo– un poquito más de responsabilidad a la hora de valorar las cifras. La coletilla cansina es que estamos mejor que el resto; ésta suele ser la versión del Gobierno. La otra coletilla es que somos los motores de la destrucción de empleo; versión, de la oposición. Ni uno, ni otro. Sentido común por favor. Cuanto antes dejemos de hacernos trampas en los solitarios, antes estaremos contando brotes verdes, pero de los de verdad.
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