El PP vota a Susana Díaz

No era casual que la denominada Interparlamentaria Popular que se celebra entre ayer y hoy fuese en Andalucía, la comunidad cuyos resultados electorales envenena los sueños de hegemonía del PP, y concretamente en Córdoba, el feudo de José Antonio Nieto. El alcalde cordobés es uno de los aspirantes con más papeles a liderar el enésimo asalto a la Junta, por su doble condición de carismático ganador de elecciones y delfín predilecto (quizás junto a José Luis Sanz) de un Zoido tan deseoso de centrarse otra vez en sus asuntos sevillanos como encantado de ser la mano que mece la cuna sucesoria. Pues no será este cónclave noticia por el necesario encumbramiento de una alternativa en la comunidad más poblada del país porque la derecha española mantiene, terca, su vieja costumbre de darse tiros en el pie. Y al final, ni Nieto ni Rojas ni Bendodo ni ningún nombre con el que empezar a contrarrestar la fulgurante popularidad de Susana Díaz: José María Aznar era quien estaba en boca de todos porque el partido con más afiliados es, por pura deducción aritmética, el que más tontos con carné acumula. El problema es que aquí a los estólidos no se los entretiene con ocupaciones subalternas, acarreo de cafés y demás tareas a la altura de su talento, sino que tienen mando en plaza. ¡Y alguno hasta factura millones por sus ideas de bombero! La crisis y la incompetencia ajena han hecho de los años de gobierno de Aznar una leyenda, una nostalgia de Camelot, un dulce recuerdo de prosperidad perdida. Pero éstos ni siquiera son capaces de acomodar la agenda de un subsecretario para que lo arrope con sus memorias.