Política

Luis Alejandre

El precio de la libertad

El precio de la libertad
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Sentí el mismo escalofrío que ustedes. Sin querer, mi cabeza se trasladó al 11 de marzo en Atocha. Mismo odio, mismo «en nombre de». Diferente número de víctimas, diferentes objetivos de los asesinos. En Madrid se buscó la consternación general matando e hiriendo a una de las capas sociales más sacrificadas: la de los que tenían que levantarse entre las 5 y las 6 de la mañana a lo largo del corredor del Henares para llegar a su trabajo en la capital antes de las 8. En París se han aproximado más a los métodos conocidos de ETA: estudio del objetivo, frialdad sin la menor compasión, línea de fuga prevista. No había inmolación, como en otros atentados yihadistas. El efecto, semejante: terror que atenaza, presión, miedo. En el caso de Francia, muy buena cohesión nacional. Envidiable.

Tuve el privilegio de estudiar dos años (1988-89) en L’Ecole Militaire de París. Aparte de los estudios militares, la escuela nos invitaba a «abrir horizontes». Así pude realizar prácticas en la Banque National de París (BNP), que dirigía un hijo de españoles, y estudiar el fenómeno del independentismo corso en Ajaccio. Pero también aterricé en «Libèration», el periódico que fundó Sartre y que ahora arropa a «Charlie Hebdo». Nunca olvidaré lo que significaba el cierre de aquel periódico, ubicado en un edificio de aparcamiento de coches, sin tabiques, transparente, en que cada sección pujaba por salir en portada o en faldones. No lo tenía nada fácil su director, que me comentaba: lo hacen en defensa de la libertad. Alguien ha querido acallar la edición de 60.000 ejemplares y ha conseguido que el próximo miércoles se edite un millón. ¡Es alto el coste en sangre! ¡Pero no conseguirán asesinar a la libertad!