Restringido

El prematuro pívot asiático

Ángel Tafala

Hace ya casi tres años la administración Obama anuncio urbe et orbe un giro estratégico –lo denomino «pívot» más tarde «rebalance»– hacia Asia. Creo que esto ha sido un error –por prematuro– lo que intentare demostrar a continuación y que la dirección norteamericana debería salir sin dilación de él por las negativas y graves consecuencias de insistir sobre ello. A los meros efectos del presente trabajo denominemos a este movimiento estratégico de Obama como el Prematuro Pívot Asiático (PPT).

Parece demostrado que el centro comercial mundial está trasladándose hacia Asia, que es un eufemismo para decir que se está yendo a China. Financieramente esto ya es más discutible, pues los centros reguladores mundiales siguen en EEUU y las dos grandes monedas para los intercambios internacionales, residen tambien en Occidente. La regulación de las comunicaciones internacionales, tambien. Aunque China tiene gran parte de sus reservas invertidas en dólares y euros, creo que esto implica de momento una dependencia en los dos sentidos que no me corresponde aquí desarrollar.

Los militares de mi generación hemos sido educados en no contemplar las medidas de seguridad aisladas de los otros factores económicos, culturales y tecnológicos que definen este interdependiente mundo globalizado en el que nos ha tocado vivir. Pero esto no significa que en cada una de las situaciones concretas, estos factores tengan un mismo peso. Aquí es donde reside –en mi humilde opinión– el origen de la equivocación del PPT. Algún día podría ser conveniente efectuar un PPT hacia Asia. Ahora no, es totalmente prematuro.

Es fácil deducir las razones por las cuales la administración Obama decidió la PPT: si el centro económico mundial va a estar en Asia, el de seguridad también pensaron. Y después de las decepciones en Afganistán, Irak, Siria, Libia, Palestina etc. ya va siendo hora de dejar los líos de Oriente Medio lejos sobre todo cuando la dependencia del petróleo convencional se aleja de nosotros. El problema con este razonamiento es que ninguno de estos líos esta resuelto todavía. Es más, la situación está agravándose en Irak por momentos, mientras enlaza con nuevos focos de inestabilidad centrados en Rusia y sus fronteras europeas.

Tambien en la formulación de la PPT ha podido influir la búsqueda de un «enemigo» simétrico y convencional para las fuerzas armadas norteamericanas –tal como podría llegar a ser algún día el ejercito de liberación del pueblo chino (PLA), y que de alguna manera justificase sus inversiones, organización y mentalidad actual, no optima contra los adversarios reales contra los que ha tenido que combatir en los últimos veinticinco años.

Aparentemente China –pese a sus fuertes inversiones en armamento– intenta conseguir su supremacía asiática por medios comerciales y financieros, sólo secundariamente apoyados por medidas coercitivas militares. Estas últimas siguen un ritmo deliberadamente lento y quizás el factor individual mas preocupante reside en una posible reacción japonesa –incluyendo en el peor caso el dotarse de armas nucleares– caso de sentir que la credibilidad del paraguas norteamericano bajo el que se ha refugiado todos estos años flaquea. Pero esta credibilidad no depende sólo de lo que los EEUU hagan en Asia, sino en todo el mundo, y naturalmente no se incrementa aumentando los despliegues militares allí sino dando respuesta a los desafíos a la estabilidad por ellos suministrada allá donde se produzcan.

Lo que pudiéramos denominar desafió islamista –mas bien los restos humeantes de la primavera árabe– incluyen un soporte ideológico, que por delirante que nos pueda parecer a los occidentales, encuentra acogida en sectores amplios árabes, musulmanes en general, desesperados que todo lo confían –por convencimiento o coacción- a una intervención divina.

Nada comparable a esto existe por parte del desafío chino, que sólo busca ganar dinero para resarcirse de pasadas humillaciones. Y esta falta de apoyo ideológico, unido a que cuanto más se desarrollen económicamente los chinos más añorarán sus libertades cívicas, hace que el reloj vaya contra este aventurerismo. Hay una cierta posibilidad de que el régimen pseudo comunista chino sucumba y sea sustituido antes de que los problemas de seguridad asiática se conviertan en inmanejables. En contraste, en Oriente Medio ya casi lo son. Dios –el dios de los musulmanes– es mas impaciente que el renminbi chino. La urgencia de los factores de seguridad en Asia comparados con los de Oriente Medio/África/Europa del Este es menor de momento. Por eso la PPT ha sido eso, una decisión prematura, incluso aunque aceptemos que el centro de gravedad económico mundial ya está en Oriente. Una decisión a destiempo nunca es correcta. Es un error. Los errores grandes se pagan gravemente. La PPT es prematura, no se puede girar sin cerrar antes las sangrantes heridas de Oriente Medio. El presidente Obama tendría que comprender que no tiene una estrategia útil y rectificar antes que la Historia le obligue a hacerlo con su dura mano. Nosotros los europeos sin fuerza real exterior sólo podemos avisar de lo que presentimos en el futuro. Al menos intentarlo.