Crisis en el PSOE
El PSOE y el poder andaluz
Este domingo concluyó una etapa del PSOE que comenzó en el Congreso de Suresnes de 1974, llegó a buen puerto con la victoria de 1982 y tuvo, como decían los felipistas, el paréntesis de Zapatero. Con Rubalcaba consideraban que habían recuperado el poder que nunca tendrían que haber perdido. El propio Felipe González era el todopoderoso asesor áulico que movía los hilos. Al final, los aprendices de brujo han conducido con mano firme al PSOE a un impresionante desastre electoral. Lo grave no es la derrota –que lo es por supuesto– sino haber conseguido que IU y Podemos estén a tres diputados de los socialistas. El primer error de Rubalcaba fue no haber buscado el relevo en 2011. En lugar de ver fantasmas donde nos los había y creer que la crisis había llevado a Rajoy al poder, como le decía Felipe, también le sacaría. Han transcurrido dos años y medio sin que se haya cumplido la previsión. La política es una cuestión de oportunidad y no era la suya. El momento para hacer la transición era 2012. Al final saldrá por la puerta de servicio tras cosechar los peores resultados de la historia del PSOE. Lo siento porque tuvimos una relación cordial cuando era ministro. Ahora todos harán leña del árbol caído, especialmente los que más le hacían la pelota cuando estaba en el gobierno o en la secretaría general del PSOE. Es lo que algunos han hecho, con esa ingratitud tan característica de la política, con Zapatero, aunque el ex presidente tiene una gran capacidad de recuperación. Ha llegado la hora de Susana Díaz, quizá antes de lo que esperaba, pero la política es imprevisible y hay que aprovechar las oportunidades. Los dirigentes y militantes del PSOE miran a Sevilla esperando el movimiento de la presidenta de la Junta. No veo a nadie en el resto de candidatos que sea capaz de ilusionar a los votantes y recuperar el terreno perdido. La tentación es buscar un candidato de transición, aunque estos experimentos no funcionan. Nada impide que lidere el PSOE como presidenta de la Junta de Andalucía, que es una excelente plataforma política, aunque le dirán que está más preocupada por el futuro que por el presente. A su favor está que ilusiona a sus militantes, algo que ahora es fundamental, y tiene el poder.
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