Real Madrid
El sistema
Benzema, lejos de los focos, aguarda en el banquillo el completo restablecimiento. Coinciden los últimos coletazos de su rehabilitación con la vigente armonía del equipo. Aún no está al ciento por ciento Karim y la puesta en escena de Zidane en el derbi fue tan sólida y aclaratoria que no había razones suficientes para alterarla. De los conquistadores del Calderón sólo desapareció Nacho, desplazado por la jerarquía de Ramos. Con el sistema recién instaurado, sin que al entrenador le tiemble el pulso y ejerza como tal sin hacer concesiones a la galería, Lucas e Isco repitieron y el Sporting no fue capaz de abundar en la magia que desplegó en el Bernabéu.
Dueño del partido el Madrid, menos sobresaltado que en el encuentro de ida, el gol que perseguía Cristiano Ronaldo lo marcó un defensa, Varane, en uno de esos barullos dentro del área que provocan los saques de esquina o de falta. Ganaba el mejor, no ajeno por ello a otras desgracias. Marcelo dejó de correr y se echó al césped. En la banda le recompusieron el tobillo; Bale tuvo peor suerte, también sufrió una torcedura y Asensio entró por él. Benzema continuaba calentando, Zidane sabe exactamente lo que quiere: equilibrio.
Defendía correctamente el Madrid su ventaja en el Alvalade cuando Pereira agredió a Kovacic sin balón en las narices del asistente. Sólo contra diez recurrió Zizou a Karim para que descansara Isco, mientras Asensio ocupaba su espacio. Tranquilidad y buenos alimentos, hasta que Coentrao relevó a Marcelo. Está gafado, hizo el penalti más tonto del universo y el Sporting empató. Apenas siete minutos le duró la alegría: Benzema, con un cabezazo exquisito, selló la clasificación. Ganar al Borussia en el Bernabéu vale el primer puesto.
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