Política
El «Win-Win» de Iván Redondo
En torno a Iván Redondo, asesor universal de políticos de todos los partidos e ideologías, se ha establecido la idea, probablemente promovida por él mismo, de que su éxito corresponde al desarrollo de una moderna técnica de dirección estratégica: el Win to Win.
Cuando todo España pensaba que Pedro Sánchez acabaría la legislatura tuviera presupuestos o no, en realidad, a Redondo le daba igual lo uno o lo otro. La táctica era sencilla, se creaba el clima de opinión, la oposición se volcaba en atacar por ese flanco y los independentistas se creían fundamentales porque sin su voto no había mayoría para la aprobación de las cuentas.
Sin embargo, Sánchez miraba con distancia y frialdad lo que fueran a hacer, porque si le hubiesen apoyado, el gobierno hubiera continuado prácticamente hasta el final de la legislatura y ganado, y si no le votaban, se convocaban elecciones y también ganaba arrancándose a los independentistas de un plumazo y quedando la oposición noqueada, como, de hecho, ocurrió.
Muchos están criticando la actitud poco proactiva del líder socialista ante el proceso de negociación de investidura, otros consideran que no tiene una estrategia muy clara acerca de quienes deben ser sus socios y, finalmente, no faltan los que aseguran que está esperando a que se cierren los pactos locales para atar lo nacional.
Sin embargo, la estrategia de Redondo es, nuevamente, lo que llama el Win to Win. Si la investidura sale adelante con los unos o con los otros, gana Sánchez. Si no consigue apoyos suficientes, convocará elecciones y terminará el trabajo de desarticular a los partidos de la oposición que inició el 28A.
Ante esta forma de entender la política caben apreciaciones. La primera es que las decisiones de llevar a los españoles a las urnas cada dos por tres no son muy razonables. La gente quiere estabilidad y no un gallinero ingobernable, los inversores tres cuartas de lo mismo y en Europa debe instalarse la sensación de que hay interlocuciones válidas en los Estados miembros.
Por otra parte, no está escrito que los votantes reaccionen como predicen los profetas de la demoscopia. Vox ya no asusta, el PP aguantó lo peor y no está claro que la movilización del votante de izquierdas se produzca siempre.
Por último, un matiz de índole técnica. Una negociación Win to Win parte de la premisa de que todas las partes salen ganando. El término pertenece a la disciplina del marketing y se enmarca en lo que los expertos denominan estrategia integrativa, radicalmente opuesta a la escuela clásica de la suma cero, en la que lo que uno gana lo que pierde otro.
La clave de este tipo de negociación win to win reside en realizar concesiones, ya que a través de ellas se establecen puentes y se estrechan lazos. Si se combinan de forma correcta, las concesiones permiten satisfacer a ambas partes de manera simultánea.
Lo de Redondo no es Win to Win sino más bien Win or Win.
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