Carlos Rodríguez Braun

Emergencia emergente

El economista Simon Kuznets dijo que la Argentina no era desarrollada ni subdesarrollada, sino un caso aparte. Si es así, el problema es menos grave de lo que parece, porque lo que parece es que muchos de los países llamados emergentes están o se encaminan a una situación de emergencia.

Empecemos por la desastrosa gestión de Kirchner & Cía. El delirante intervencionismo en el mercado de divisas para impedir que los argentinos compren dólares desembocó en lo que era previsible: ante un creciente desequilibrio fiscal, una inflación real muy por encima de la oficial, y el dólar disparado, el banco central empezó a quedarse sin reservas, hasta que el jueves se produjo la mayor depreciación del peso en una década, con lo que el viernes el Gobierno decidió flexibilizar las restricciones para la compra libre de dólares. No lo hizo, desde luego, porque ame la libertad, sino porque teme un estallido, que no es descartable que se produzca de todas maneras. El economista Carlos Melconian declaró ayer a Infobae: «Si el Gobierno cree que a 8 pesos por dólar se encontró un equilibrio, pero hay 30% de inflación y no hay equilibrio fiscal, está jugando con fuego».

Mientras esperamos la evolución de ese frente, echemos un vistazo alrededor. Se preguntaba James Kynge en el «Financial Times» si volveríamos a la crisis de 1997, y concluía que Argentina era efectivamente diferente. Ahora bien, los problemas no se circunscriben a mi país natal. Pensemos en Venezuela, Ucrania, Suráfrica y Turquía. Pensemos en un Brasil donde las autoridades están haciendo algo que les sonará a los argentinos: interviniendo para frenar la devaluación de su moneda. Como recordó esta semana Rucher Sharma, de Morgan Stanley, la convergencia entre países es difícil y a veces se ve influida por circunstancias que no perduran, como, típicamente, la subida del precio de las materias primas (pensemos en la soja argentina). Sharma subraya que si excluimos China (que se está frenando también), «los países emergentes no han crecido más que EE UU durante los últimos dos años». En España atendemos muy especialmente a las tropelías perpetradas desde la Casa Rosada de Buenos Aires, y hacemos bien, dada la exposición de nuestras empresas a los vaivenes de la Argentina. El panorama podría empeorar si el contagio se extiende a otros países emergentes cuyas autoridades también han hecho las cosas mal.