Política

Pilar Ferrer

En la «Ruta de los Robles»

En la «Ruta de los Robles»
En la «Ruta de los Robles»larazon

Fue el presidente del Gobierno español quien escogió el tramo jacobeo. Fue aconsejado por la actual presidenta del Parlamento gallego, Pilar Rojo Noguera, una de sus personas más cercanas en Galicia, estrecha colaboradora durante años del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y una de las políticas de mayor prestigio en la tierra. Además, consumada senderista por estos parajes, que ella estudió a fondo durante su etapa como estudiante de Arquitectura en la Universidad de Santiago. La llamada «Ruta de los Robles» es uno de los trechos más frondosos y menos conocidos del Camino, pero todo un placer para los sentidos y una prueba de esfuerzo para el peregrino.

Aquí se examinan los buenos caminantes, según dirigentes del PP gallego, que bien conocen las pequeñas aldeas del Valle de Arzúa, algunas casi ocultas en el mapa y por las que la canciller se interesó. «Muy relajada, preguntaba por todo», dicen personas del séquito que la recibió en el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago. Procedente del polvorín ucraniano, a Merkel se la veía tranquila, ataviada ya con unos tejanos y calzado apropiado para el tramo escogido. Saludó a todos en inglés, pero tuvo el detalle de dirigirse al presidente Núñez Feijóo, y al delegado del Gobierno, Samuel Juárez, con un «Boas tardes». Toda una dama, en un gesto de cortesía y elegancia política.

Metidos en faena privada, Merkel comentó la estupenda temperatura y la calma reinante en Galicia. Altamente significativo cuando se viene de Ucrania y sus estallidos bélicos. Parece que también admiró los enormes robles y castaños que circundan la zona. Según la discreta escolta que les acompañaba, la mandataria germana estaba impresionada por el paisaje, mientras Mariano Rajoy, tan tranquilo, le explicaba que toda esta naturaleza es legendaria, casi mágica. Incomparable.

Después, para la cena privada en el Casco Viejo de Santiago, dónde hubo tortas de impresión para apuntarse, pero cuyos invitados fueron seleccionados con lupa, la Canciller pidió que hubiera grelos. Hete aquí finura diplomática: la verdura galaica por excelencia. Junto a un variado de pescados, pulpo, empanada y queso gallego, Mariano Rajoy ejerció de anfitrión. De los cargos europeos, no se habló ni a los postres. Parece que la cosa está ya bastante hecha. Lo dicho. El Apóstol hace milagros. Y Compostela los suscribe.