Restringido

Enemigo a las puertas

Nervios. Muchisimos nervios en las sedes de Génova y Ferraz, cuarteles generales del partido en el poder y del PSOE. Los datos de los últimos sondeos electorales, incluido el CIS, están provocando un auténtico terremoto entre los barones populares y socialistas que parecen estar como boxeadores sonados sobre el ring de la vida política española observando incrédulos como el enemigo ha llegado a las puertas de sus hasta ahora inexpugnables fortalezas. Hables con quien hables todo son lamentos pero casi ninguno de los interlocutores con los que he tenido ocasión de intercambiar algunas palabras en los últimos días es capaz de realizar un diagnóstico acertado de la situación y mucho menos proponer un tratamiento de choque que evite una auténtica situación de caos tras las elecciones generales de las que apenas nos separan doce meses. La estrategia de Pablo Iglesias no presentando a su formación a los comicios municipales y autonómicos de mayo lejos de tranquilizar a los partidos tradicionales les provoca auténtico pavor. No hace falta ser un genio del análisis político para saber que lo que pretende Podemos es llegar virgen a noviembre del próximo año de forma que los ciudadanos no tengan ninguna pista sobre su manera de gobernar. Iglesias no quiere hacerse cargo de ayuntamientos en quiebra y comunidades autónomas con telarañas en sus arcas y, por lo tanto, no poder llevar a cabo ninguna de sus propuestas de «Alicia en el país de las maravillas». Porque para llevarnos a su prometida Arcadia hace falta una cosa tan pedestre y ordinaria como el dinero y aunque, como dice Carlos Herrera, el líder populista se dé un aire a Jesucristo Super Star, no parece que esté en condiciones de multiplicar los panes y los peces a partir de las migajas con las que se mantienen nuestras corporaciones locales y regionales por obra y gracia de la crisis y, en algunos casos, por la acción de los mangantes que se lo han llevado a paletadas.