Fernando Rayón
Engañar al Rey
No es frecuente que, por alusiones, conviertan al Rey en protagonista de un debate parlamentario, y mucho menos en una sesión de investidura. No ha habido precedentes, aunque tampoco nos habíamos encontrado nunca en una situación como ésta. La cosa empezó con Rajoy: «No engañan a nadie, ni al Rey, ni a esta Cámara ni al conjunto de los españoles», dijo a Pedro Sánchez durante su intervención de ayer. No era una cuestión menor: acusaba al secretario general socialista de haber conseguido la propuesta de investidura del Jefe del Estado con argucias: el engaño de decir que tenía los votos suficientes para ser elegido presidente del Gobierno. Además esa acusación tampoco era algo aislado. Era el eje de toda su intervención, en la que llamaba bluf al candidato pues, como dice la Real Academia, bluf es un «montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que después se revela falso».
La acusación no podía caer en saco roto, y Pedro Sánchez en su réplica se hizo el muy ofendido. Subió a la tribuna y reprochó a Rajoy el tono de «falta de respeto» de su intervención. He de reconocer que me quedé bastante sorprendido. El discurso de Rajoy, aunque contundente en el fondo y en la forma, no fue irrespetuoso ni insultante. Pero ya sabemos que el que se hace el ofendido es porque antes ha ofendido, y quizá no sólo en aquel debate previo a las elecciones, sino durante toda esta etapa de gobierno en funciones, con descalificaciones personales de Mariano Rajoy y de su partido. Pero Sánchez tampoco se quedó ahí. Y volvió a salir el Rey.
Acusó a Rajoy de escabullirse «del encargo del Rey» para formar gobierno. Como dando a entender que el Rey quiso nombrarlo y Rajoy había dicho que no. Pero parecía que Sánchez aun tuviera más datos pues le espetó que se había escabullido de la propuesta con el argumento de que él tenía ya firmado un pacto con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Un pacto –dijo Sánchez– que nunca había existido.
Esa «renuncia» y el «escabullirse» ante el Rey parecieron ser la réplica oportuna del candidato, pero todo su argumento tiene las horas tasadas y contadas. Si Pedro Sánchez no sale investido, el vodevil al que se refería Rajoy quedará patente. Y, al ser rechazado, el supuesto engaño al Rey podría ser un hecho. Al tiempo.
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