Enrique López
Erre que erre
Torticero es un adjetivo que se emplea desde el siglo XIII para designar algo injusto o contrario a derecho; a finales del siglo XX y fundamentalmente usado por políticos y periodistas, pasa a tener un sentido más amplio para referirse a algo tramposo, engañoso, falaz o fraudulento. Las diferentes propuestas legales y pseudolegales que se han desarrollado para dar cobertura a la consulta o referéndum soberanista, parecen proseguir una similar evolución. Primero la ley y la convocatoria, y como es suspendida por el alto Tribunal, aparece una suerte de truco que consiste en hacer algo similar a lo prohibido pero de una forma aparentemente más espontanea, con una velada actividad administrativa, y así intentar parecer que no se hace aquello sino otra cosa. El Consejo de Estado en su magnífico informe así lo describe, dando luz al Gobierno en su obligación de defender el estatus constitucional. En Derecho la simulación es toda operación en virtud de la cual se crea una situación jurídica aparente que difiere de la situación jurídica verdadera, producto de la ocurrencia de determinadas circunstancias adversas a los intereses patrimoniales de las partes contratantes; referida a este caso, las circunstancias adversas se refieren nada más y nada menos que a las previsiones constitucionales sobre la indisolubilidad de la nación española, cuya existencia obliga a cualquier gobierno a actuar contra cualquier acto simulado o no, que tenga como fin poner en cuestión la misma. En esta ocasión, además de esta pretendida simulación parece que se ha querido utilizar también una trampa saducea, esto es, pretender que el contrario dé un paso en falso o cometa un error; sino es difícil entender cómo se puede calificar un obligado recurso de inconstitucionalidad con abuso de poder. No hay adversarios ni abuso de poder, sólo cumplimiento de la Constitución y de la Ley.
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