Derechos Humanos

Esclavitud

La Razón
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La esclavitud fue abolida por la potencias coloniales (Portugal, Francia, Inglaterra) en los siglos XVIII y XIX. En 1949 la ONU aprobó la Declaración universal de los Derechos Humanos cuyo artículo cuarto establece que «nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre». Sin embargo todavía hoy millones de personas –mujeres y niños en su inmensa mayoría– son en cierto modo «esclavos» y son explotados por delincuentes sin escrúpulos. Sólo en África, según las Naciones Unidas, millones de niños menores de 14 años son obligados a trabajar en la prostitución y en las minas y 200.000 mil niños son vendidos cada año como esclavos. El Papa Francisco ha alzado su voz contra este escándalo de proporciones planetarias y ha convocado en el Vaticano tres conferencias sobre la trata, tráfico y explotación de seres humanos. La última ha tenido lugar la semana pasada y a ella han sido invitados magistrados, jueces y fiscales del mundo entero. En el discurso que pronunció ante ellos el viernes pasado les dijo: «A Ustedes, jueces, corresponde hacer justicia y les pido una atención especial en hacer justicia en el campo de la trata y del tráfico de personas y frente a esto y el crimen organizado les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones». Para Bergoglio el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos humanos, el narcotráfico, la criminalidad organizada, el tráfico de personas, son «crímenes de lesa humanidad» y como tales deben ser reconocidos, rechazados, castigados con penas proporcionadas y eliminados por la comunidad internacional. Al final del convenio todos los asistentes, incluido el Pontífice, han firmado una declaración muy firme en la que afirman que «la eliminación de la esclavitud moderna hoy es un nuevo imperativo moral para los 193 miembros de las Naciones Unidas». Pero no se quedan ahí porque también piden que se sancione a «los clientes de servicios sexuales y a quien a sabiendas emplea trabajo forzado». Castigar al explotador y al traficante; proteger, rehabilitar y reintegrar a las víctimas es el binomio vencedor en esta guerra.