Julián Redondo
Escopetas de feria
Conchita Wurst en realidad es Tom Neuwirth y se afeita a diario, salvo cuando canta en Eurovisión. Wurst (salchichas en alemán) o Neuwirth es un transformista, no un «transformer» como el Atlético, el Barcelona o el Madrid, que de los últimos 21 puntos han sumado 5 entre los tres. Antes de convertir la Liga en un torneo de locos, se asemejaban a Josh Duhamel, Shia LaBeouf o Megan Fox, los «autobots» de Michael Bay y Steven Spielberg, que salen vencedores y fortalecidos de cualquier pelea. Antes eran una apuesta segura, invencibles, o casi; ahora, «deceptions», escopetas de feria y, sobre todo, un riesgo tan obvio que en contra de cualquier predicción el Madrid se ha despeñado sin que lo empujen. Tras la memorable victoria en el Allianz Arena, la obsesión por la «Décima» le ha distraído, como si hasta Lisboa no existiera nada más en ambas orillas del Pecos, o del Tajo. Su dimisión ha promovido un interesantísimo pulso liguero sin pronóstico firme. Parece más favorito el Barça porque juega en casa; pero tiene que ganar y en las cinco últimas confrontaciones con el Atlético no lo ha conseguido (cuatro empates y una derrota). En esta final coinciden un equipo cansado, y sorprendido en vacaciones, y otro tan bloqueado que no acaba de creer en su fiabilidad, inesperadamente lastrada por el Levante y por el Málaga. Le basta un empate para culminar la hazaña. Y necesita que la mejor versión de Messi, Iniesta o Xavi no resplandezca hasta el Mundial. En la final de la «Champions», sólo una semana más tarde, de nuevo el Atleti, pero contra el Madrid. En uno y otro partido, la lógica presupuestaria apabulla al equipo de Simeone; mas los gatillazos de sus dos rivales, así como su comportamiento en los cuartos frente al Barcelona y en la semifinal ante el Chelsea de la Liga de Campeones, invitan al optimismo. Estos duelos no admiten máscaras ni la indefinición de Tom o Conchi; vencerán los «autobots», los buenos de los «transformers».
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