Carmen Gurruchaga
Estrategia del PSE
Los socialistas guipuzcoanos votaron ayer de la mano de Bildu los Presupuestos de Guipúzcoa y los de Álava. En el primer caso le salvaron a Martín Garitano de tener que devolver las cuentas de la provincia y prorrogar las de 2012, al tiempo que le tranquilizaron al dejarle claro que no debía temer por su futuro al mando de la institución. En el segundo, con la ayuda de IU, obligaron al diputado general del PP a retirar las cuentas y a prorrogar las del año que termina.
El hecho de que la votación se produjera de forma simultánea en ambas sedes evidencia que esa era la estrategia preparada por el PSE, aunque ahora digan que lo hicieron por favorecer a cada una de las provincias o, como afirmó el ex lendakari López respecto a Álava, porque «no hay que ayudar a la sostenibilidad de las instituciones, sino a la sostenibilidad del país». Y sobre el apoyo a Garitano se justificó: «No vamos a fijarnos con quién sino qué acordamos». Unas afirmaciones por lo menos cuestionable pues el año pasado su partido no tuvo ningún problema para aprobar unos presupuestos similares a los que ayer rechazó, mientras que en la institución guipuzcoana cualquier técnico cualificado muestra su inquietud por la nula atención que presta Bildu a la economía, la empresa y el empleo, pues destina todo su esfuerzo a cuestiones identitarias.
Dada la composición de la Diputación –Bildu (22), PNV (14), PSE (10) y PP (4)–, Martín Garitano podría sufrir en cualquier momento una moción de censura, pero ayer los socialistas se retrataron y demostraron que son más partidarios de reeditar el pacto de izquierdas a la catalana que de desbancar a Bildu en Guipúzcoa. Aunque luego le echen la culpa al PNV.
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