Sergio Alonso

Externalizar no es privatizar

Aunque la Sanidad suele ser siempre pasto de enconados debates demagógicos, el asunto de la supuesta privatización de la misma se lleva la palma. Llegados a esta altura de la película, y oídas a todas las partes, conviene hablar ya de forma clara para desdeñar sandeces y aparcar falacias que sólo tratan de engañar a la gente. No. El proyecto de Madrid para otorgar a algunas concesionarias las riendas de los nuevos hospitales no es una privatización. Ni encubierta, ni real. El que diga esto miente, y lo hará en unos casos por ignorancia, en otros por desinformación y, en otros más a sabiendas de lo que se dice es falso, por intereses meramente corporativos o políticos. No. externalizar la gestión de un hospital no es privatizarlo. Pese a lo que decía Rafael Simancas hace años, ni a los pacientes se les cobra, ni se les obliga a mostrar su tarjeta de crédito cuando son ingresados. Externalizar la gestión es gestionar un hospital con criterios de empresa privada, premiando por ejemplo a los empleados que se esfuerzan y castigando a los que actúan con indulgencia. Externalizar la gestión equivale a ajustar costes o, lo que es lo mismo, a reducir al máximo bolsas de ineficiencia. Bolsas de ineficiencia que han llevado por ejemplo en la Sanidad pública pura y dura, la regida por el derecho administrativo, a construir helipuertos en centros que no podían usarlos, o a derribar muros recién levantados porque un equipo tecnológico no entraba por la puerta. Externalizar la gestión es, por otro lado, una posibilidad que abre una ley del año 1997 a la que sólo se opuso la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), pues la izquierda no la rechazó. Externalizar la gestión no es algo nuevo que Madrid se haya sacado de la manga. Valencia abrió el pastel en el Hospital de Alcira y la experiencia no desagrada ni a los pacientes, ni a los médicos. La presidenta del Colegio de Valencia, Rosa Fuster, acaba de elogiarla. También lo han hecho feudos socialistas como Andalucía, sin que los que protestan en Madrid digan allí ni pío.