Fernando de Haro

Ficción soberanista

La declaración soberanista suscrita por CiU y Esquerra es una suma de falsedades. La primera es que el pueblo de Cataluña decidiera en las pasadas elecciones apostar por la soberanía. Eran unos comicios autonómicos no un referéndum secesionista. No se convocó a los electores para preguntar por una posible independencia y no se pueden sumar los votos del PSC y los de ICV a los de CiU y Esquerra para asegurar que ganaron los partidarios de la autodeterminación. Pero todo eso está implícito en el texto suscrito el pasado jueves. La segunda mentira es que exista un pueblo catalán que sea soberano. Y la tercera, que ese pueblo tenga derecho a la autodeterminación.

Ese conjunto de falsedades se hacen más evidentes al quedarse CiU y Esquerra solas. Por mucho que Artur Mas y Oriol Junqueras le hayan querido dar a su proclama el aire de una declaración de independencia como la de Estados Unidos, pretendiendo representar a un sujeto político que no existe, desde el pasado jueves se ha hecho evidente que estamos ante la aventura de dos partidos políticos. No representan a una nueva nación sino sus propios intereses.

Por eso Durán proponía ayer corregir la declaración y volver a empezar de nuevo todo. Para que la incorporación del PSC y de ICV permita argumentar que si no es todo el pueblo catalán el que quiere la independencia, al menos se pueda decir que la quiere «casi todo el pueblo». El problema es que Durán en las últimas semanas ha quedado amortizado. No sólo por el caso de financiación irregular de su partido. Ha demostrado su incapacidad para frenar la locura de una CiU en la que se ha hecho evidente que tiene poco peso.