Real Madrid
Funciones
Días más cortos, temperaturas más suaves, las hojas en trance de caducidad y las fiestas de los pueblos, luces de feria apagadas que hasta el próximo julio no volverán a encenderse. La función cede el paso a la mesa camilla y al brasero, a la lumbre baja, a la añoranza de la calefacción, la ropa de abrigo y el recogimiento para combatir la depresión otoñal mientras los rayos uva ocupan el lugar del sol en la playa y la melatonina el de la seratonina.
Diluidas las fiestas mayores, o a punto de consumirse, apenas quedan más funciones que las del Gobierno en ídem. Dos elecciones después, el votante agudiza sus sospechas sobre la irresponsabilidad de los responsables y se alinea junto al economista e historiador Gabriel Tortella: «Las personas que valen y tienen principios abandonan la política».
Generalizar es injusto, tanto como lo fue Simeone cuando antes de comenzar el curso pasado dio por sentado que la Liga iba a ganarla el Madrid. Patinó como Joaquín Caparrós cuando aseguró que el Atlético ascendería a Primera por decreto, convencido de que no le castigarían más de una temporada en Segunda. La política es lo que es desde que Tsipras creyó que era Demóstenes; pero el Atlético no es aquél que promocionaba el infierno, ni siquiera el que hace diez años que no gana en el Camp Nou. Es mejor este Atleti que el que entrenaba Pepe Murcia en 2006 y que con dos goles de Torres y uno de Maxi Rodríguez venció (1-3) en casa de Frank Rijkaard. Corresponde al Cholo demostrar que su equipo es el tercero en discordia, no un comparsa, no una alternativa del Barça y del Madrid que de tarde en tarde saca pecho, pero no consigue demostrar que ni es interino ni gana la Liga o la Copa en funciones.
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