Carmen Gurruchaga

Gasto exagerado e innecesario

Gasto exagerado e innecesario
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El empecinamiento de Artur Mas consistente en llevar a los catalanes a unas elecciones anticipadas con el único fin de poner a «Madrid» en un brete, convencido de que iba a conseguir la mayoría absoluta que avalara su quimera independentista, ha supuesto un grave problema para una Cataluña en situación de emergencia. Los resultados del domingo, para colmo, demostraron la inutilidad de semejante dispendio, pues la correlación de fuerzas entre nacionalistas y constitucionalistas ha quedado más o menos como antes de los comicios. Pero con un agravante para CiU, que ha perdido 12 escaños a favor de ERC, su inmediato rival con el que se disputa el electorado independentista. El partido de Mas ha salido trasquilado tras el 25-N pues debe ser de las pocas formaciones que adelantan unos comicios planteados como un referéndum sobre la independencia para perderlos apabullantemente. Pero si la bofetada dada por los electores a Mas es importante, parece más grave el coste de este inútil proceso electoral, que ha alcanzado la cifra de 35.000.000 de euros para una comunidad que está pidiendo dinero al Estado porque no puede hacer frente al gasto corriente, ni mantener el coste más elemental de Sanidad o Educacion. Un Gobierno autonómico endeudado en 44.000 millones de euros, con una inflación que no puede controlar, que ha pedido un rescate de casi 6.000 al Ejecutivo central. Y para mayor escarnio, este delirante proceso electoral ha tenido parada a Cataluña durante dos meses y ha obligado a que los partidos incurran en un gasto total de 8,5 millones de euros, que va desde los 3.037.000 euros de CiU hasta los 200.000 de Ciutadans. En fin, un dispendio innecesario para satisfacer las ansias de un político con ínfulas mesiánicas y para comprobar que su electorado no va tras él en semejante dislate.