Toni Bolaño
Genuinos y sucedáneos
Susana Díaz está dispuesta a dejarse oír y a marcar su impronta. En Andalucía empezó marcando la línea roja entre el pasado y el futuro. Ayer en Madrid, rodeada de la plana mayor, puso el foco en errores y los reconoció. Los asumió con autocrítica. Verbalizó lo que muchos piensan. Sólo asumiendo errores del pasado se puede recuperar la confianza de miles de votantes socialistas decepcionados. De nuevo, la línea roja.
No se quedó ahí. Habló también del presente. Habló de Cataluña, sin tapujos, ante el líder socialista catalán, Pere Navarro, poniendo sobre el tapete sus discrepancias. Al margen de las opiniones encontradas sobre sus palabras, Susana Díaz ascendió a la primera división, se presentaba como marca genuina, no como sucedáneo, con un discurso que desafina de la sintonía de Rubalcaba.
Con esta carta de presentación, Díaz entró en el debate político de Cataluña. Un debate que está más agitado que nunca por la bronca, cada vez más indisimulada, entre Convergencia y su histórico socio Unió. Duran y Mas están más alejados que nunca. Los reproches mutuos son cada vez más evidentes. En Convergencia piensan que Duran es una rémora para el proceso soberanista, y en Unió piensan que CiU ha perdido la hegemonía en el mundo nacionalista porque ha entregado a ERC la hegemonía en el discurso y en la estrategia. No en vano, ERC ha arreciado la presión sobre CiU con la fecha y la pregunta de la consulta. Una presión que tiene la vista puesta en unas elecciones plebiscitarias. ERC piensa ganarlas presentádose como marca genuina. No son el sucedáneo, como CiU. Pues va a ser que Duran tiene razón.
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