María José Navarro

Geología

Sepan Vds que ando muy preocupada: según he vuelto de Japón, ha estallado un volcán submarino y ha salido una isla nueva a unos cuantos kilómetros de Tokio sin saludar ni nada. He tratado de obviar este hecho poco común, pero luego he recordado que de jovencita fui a la playa de Bolonia y no había nada, pero cuando volví años más tarde, había unos apartamentos. Por un momento me he asustado y, ya de paso, me he atribuido propiedades demiúrgicas e inmobiliarias. Eso sí, luego he recordado que cuando era niña mis vecinos tenían un chalé con piscina y dos todoterrenos, y años después me enteré de que sólo les quedaba un pisito y un Ford Fiesta y ya he asumido que de superpoderes ando justita. Envuelta estaba en estos pensamientos a caballo entre lo geológico y el enfoscado cuando me he enterado de que vuelven los Monty Python con la formación casi original (exceptuando ausencias obligadas). Con más años que el hilo negro y arrugas en las arrugas, vale, pero qué quieren que les diga, me he llevado una alegría. Está la cosa como para agradecer cualquier intento de hacer reír al personal, pero si además se trata de hacerlo buscando algo más que el chascarrillo de Colegio Mayor y cantina de cuartel, ya es como para dar las gracias de rodillas. Será la edad, pero una mira el panorama y recibe la vuelta de estos señores con salero y buenas formas, como si llegara el ejército de liberación. Así que mientras los ingleses se alegran por su vuelta, nosotros tiramos de calendario y hacemos cuentas hasta el próximo concierto de Les Luthiers, que no son menos.