María José Navarro
Gin&Tonic
Imagino que estaban Vds esperando que esta columna de culto versara hoy sobre el Bosón de Higgs. Error. Voy a dedicarme más a lo mío: el cubata barato. Resulta que acaba de publicarse el pliego de condiciones para la nueva adjudicación del servicio de cafetería y restauración del Congreso de los Diputados. Los precios fijados para la comida son asumibles en Madrid, donde está situada la Cámara Baja y donde es prácticamente imposible entrar a un bar de menú sin que te cueste como poco nueve euros. Eso es exactamente lo que se pagará por el almuerzo en el autoservicio del Congreso. El problema es la lista de costes de los colodros, es decir, lo que cuestan los tiritos a los aviones. Para que al concesionario le resulte rentable, tendrá una subvención de un millón de euros para compensarle tanto chollo. Dirán algunos de Vds que ya se subvencionan otras cosas, por ejemplo, el gasóleo. Dirán también que no es el primer organismo oficial donde los funcionarios y trabajadores pueden disfrutar de precios muy por debajo del mercado. En ambas llevan razón. Pero no es lo mismo el gasóleo que el Larios, aunque con ambos se pueda entrar perfectamente en combustión. Y no es lo mismo que los beneficiarios sean curritos o que puedan serlo (ya sé que en el Congreso hay otros habitantes) sus señorías, que disfrutan de muchas prebendas que el común de los españolitos no van a oler en sus vidas. Por cierto, ¿es necesario el alcohol de alta graduación en el Congreso? Pensarán también muchos de Vds que lo mío es demagogia barata. Habrán acertado. Yo misma mataría por poder disfrutar de los copazos a cuatro lerus que se estilan en la sede de la soberanía popular. Lástima que no haya manera de acercarse con tanta valla y tanta policía. Mecagüen los asaltos, coñe.
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