María José Navarro

Gutiérrez

La Razón
La RazónLa Razón

Se ha muerto Saza y Faulkner, la Paddington y muchos de nosotros estamos de luto. Imagino que saben quién es la Paddington. Esa mujer que se casó hasta en cuatro ocasiones mientras que en el pueblo había muchas otras que no se habían casado nunca. En el pueblo donde Saza mandaba, los extranjeros, los suramericanos concretamente, unos días iban en bici y otros, olían bien. Cosas vistosas y que llaman la atención lo justo, sin armar escándalo, muy del gusto de José Sazatornil. A Saza jamás le gustaron los sombreros esos espantosos que lleva la gente todo el invierno. Bueno, ni a él, ni a nadie del pueblo, que lo tenían bien hablado. Pregunten, pregunten por ahí si quieren. Y además imagino que saben quién es Faulkner, porque en el pueblo de Saza es verdadera devoción. William Faulkner, creador de «Luz de agosto», obra lamentablemente plagiada. Se nos ha ido Saza y el alcalde que se ahorcó porque la chica que trajo y que la juventud pidió que fuera comunal se ha muerto un poco de tristeza. La chica era un pimpollo reventón, vaya un pijo. Saza se ha ido aún con el sol de julio y supongo que son cosas del libre albedrío, que viene aquí pintiparado. Cuando se cumplieron veinte años de esa maravilla que es y será «Amanece que no es poco» llamé a Don José para hacerle una entrevista sobre sus recuerdos. Ya oía con cierta dificultad pero me trató de una manera educadísima, pronunciando perfectamente todas y cada una de las letras de las palabras que usó para describir sus sensaciones. Tanta era la admiración como la ternura que me produjo. Dios bendiga a Cuerda y al Cabo Gutiérrez. Saza, era Vd. el más grande. De lejos.