Martín Prieto

Ha zarpado otro «Prestige»

El socialismo español tiene inscrito en su genoma la convicción de que las derechas carecen de legitimidad para gobernar aunque ganen las elecciones. Pablo Iglesias debutó en Cortes amenazando de muerte a Maura, quien sufrió un atentado en 1934, se sublevó a sangre y fuego en Asturias y Cataluña contra la derecha republicana gobernante, y en 1936 asesinaron al jefe conservador. Felipe González presentó una moción de censura que no podía ganar contra Adolfo Suárez y sólo para quitarle aliento; tras «la dulce derrota», el PSOE intentó desestabilizar a José María Aznar para hacer imposible su mayoría minoritaria; el programa de Zapatero consistió en la zarabanda por el «Prestige», por la segunda guerra contra Irak y por el desconcierto generalizado del 11-M. «Agit-prop». Felipe disponía en Moncloa de fondos reservados ilimitados para su Secretaría y hasta para el servicio de mucamos, caja de reptiles clausurada, precisamente, por su sucesor. La pieza periodística de Pedro J. Ramírez es correcta, pero con Luis Bárcenas nos quedamos como estábamos, porque dice y desdice y le da igual ocho que ochenta si sirve a su defensa, su venganza o su rencor. Yo he cobrado sobresueldos como directivo de un periódico, lo mismo que en el PP o en IU, y no ha de escandalizarse nadie. No pongo las manos en el fuego por no quedarme en muñones como Rubalcaba y Elena Valenciano, pero ¿no parece raro que ministros de Aznar cobraran gratificaciones en negro pudiendo hacerlo en blanco y hasta alzaprimados? Pregunta para la jurisprudencia y la filosofía del Derecho: ¿es lícito que un cargo público sujeto a incompatibilidades reciba dinero legal del partido al que se debe? No siendo manipulable la guerra de Afganistán y con la mayor corrupción político-sindical de la democracia (los ERE ), las izquierdas han «botado» por otro «Prestige» para esparcir «el chapapote». Para éstos, cuanto peor, mejor: que abdique el Rey y dimita un gobierno de mayoría absoluta. Constituyentes y federación republicana de cantones. Es intolerable que Rajoy sublime la legislatura.