Ely del Valle

Hasta los moños

La Razón
La RazónLa Razón

Mientras los gurús de la economía europea nos empiezan a mirar con un evidente arqueo de cejas, aquí la negociación para intentar formar gobierno sigue encasquillada con todos los partidos en fase de acusación: El PSOE acusa a Podemos de esta situación de parálisis; el PP cree que quien bloquea la formación de gobierno es Pedro Sánchez; Ciudadanos insiste en que la culpa de todo la tiene directamente Mariano Rajoy, y en Podemos apuntan al PSOE de estar detrás de una maniobra para obligarles a claudicar.

Y todo esto mientras cada uno se arroga la sorprendente cualidad de conocer al dedillo lo que opinan los votantes de los demás: Sánchez no pierde la oportunidad de decir a quien se le ponga por delante que las bases de Podemos no le perdonarán a Iglesias su tozudez; el entorno de Rajoy afirma sin el menor asomo de duda que quien llevaría las de perder en unas nuevas elecciones es Ciudadanos, a quien los suyos no le perdonarán el acuerdo con los socialistas; desde la formación morada arremeten contra el PSOE por traicionar la premisa del viraje a la izquierda de la izquierda que anhelan, dicen, quienes metieron en la urna la papeleta de la rosa, y en Ciudadanos aseguran que para la mayor parte de los votantes del PP, Rajoy ha dejado de ser un activo para convertirse en un dolor de muelas.

De lo que no habla ninguno es del hastío generalizado que se ha instalado en el común de los mortales que, hartos de que se nos utilice como argumento en lo que cada vez se parece más a una innoble pelea a pellizcos de monja, estamos pasando de la paciencia a un aburrimiento tan soberano que ya empieza a importarnos un higo si el que gobierna es Sánchez con barba, Rajoy con coleta, Pablo con esmoquin o Rivera colgado de un puro.