Irene Villa
Hazlo por ti
Permítanme que mi columna de hoy sirva para algo que a veces olvidamos y, sin embargo, es el origen de todo lo bueno que nos ocurre: cuidarnos, alimentar nuestro potencial y sacar lo mejor de nosotros mismos. 1. Confía en ti mismo, aunque si primero alguien confía en ti es más fácil, también se puede lograr sin ese empujoncito. La autoconfianza es el inicio de los sueños que parecen más inalcanzables. 2. Aunque te digan que no puedes, ¡ni caso! Precisamente eso me sirvió de acicate para lanzarme a hacer cosas que ni soñé y demostrar que sí podía. 3. Mira al frente, ten valor y jamás te rindas. Siempre se puede dar la vuelta a todo y hacer de nuestra debilidad, una fortaleza. 4. La única derrota es el desaliento, siempre hay que seguir adelante y lo único capaz de frenarnos es la falta de fe. La esperanza nos impulsa de una forma sorprendente. 5. El esfuerzo: siempre se puede dar más de uno mismo, y cuando la motivación flaquea haciendo que cueste mucho más esforzarse, piensa: si ellos pueden, ¿yo por qué no? 6. Sin disciplina, vamos como un barco a la deriva. Esfuerzo sin disciplina es un gasto de energía en vano: «se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso». 7. La humildad es fundamental porque denota buena autoestima, seguridad, conocer nuestras limitaciones y asumirlas sin complejos. Aprender de los errores y crecer sin vanaglorias. 8. La paciencia tiene un secreto que siempre cuento en mis conferencias: el dolor es pasajero, pero la recompensa es para siempre. ¿Compensa o no compensa ser paciente? 9. La perseverancia es la virtud que hace que todas las demás virtudes den sus frutos, fundamental para superar experiencias menos fáciles y para reconfirmar que, si somos constantes, en la vida todo llega. 10. La vida es una eterna lucha y aquí hemos venido a eso, a luchar, y aunque haya etapas de tregua, casi siempre hay que estar en guardia con nuestra mejor actitud.
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