Iñaki Zaragüeta

Hipocresía partidista

Esto de la política se convierte en asunto un tanto surrealista en el momento que priman los intereses de partido –demasiadas ocasiones, por no hablar de la mayoría– sobre los de los ciudadanos. Si no, que los representantes de los partidos de la oposición expliquen su crítica ante la investigación de la Agencia Tributaria a esos ya 750 ciudadanos de relevancia, en buena parte funcionarios o empleados públicos. Su posición debería ser de colaboración con el Gobierno. Todos –PP, PSOE, IU y demás– coinciden en promover e impulsar la lucha contra el fraude. Es la bandera que enarbolan en sus programas, mítines e intervenciones públicas. ¿Por qué esa doble posición? Los clásicos ya denunciaban estas posturas hipócritas: «No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo». Por no hablar del mensaje evangélico, vigente en cualquier tiempo y circunstancia, «saca primero la viga de tu ojo y no te fijes en la mota del ojo del otro». ¿Con qué cara el PSOE arremete contra la amnistía cuando en tiempos de Gobierno dictó varias? Todos deberían aplaudir la contienda contra los morosos y defraudadores, y que se aclaren esos datos que el director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, calificó «la repera patatera». Primero porque está cumpliendo con su deber. Segundo, porque así lo reclaman esos millones de contribuyentes que cotizan hasta el último euro.

Lo de Rato, de confirmarse, es un escándalo, pero deberíamos aceptar que sus cuitas han sucedido después de dejar la primera línea de la política. Respecto a Hacienda, quizá hasta deberíamos aplaudir la iniciativa de la amnistía a juzgar por los acontecimientos posteriores. Más que una bicoca, aparenta ser un caramelo envenenado. Al menos para unos cuantos cientos. Así es la vida.